Fallece la primera bailarina Zenaida Armenteros

Foto: Trabajadores

15 de septiembre de 2025

La danza escénica de inspiración folclórica ha perdido a uno de sus referentes esenciales: este domingo ha fallecido en La Habana la primera bailarina Zenaida Armenteros. Se marcha una figura cardinal de la cultura cubana, una creadora que convirtió la tradición en un acto de renovación constante y de autenticidad irrepetible.



Su partida, a los 94 años, deja un gran vacío, pues no se trató solo de una intérprete de altísimos quilates, sino también de una maestra de generaciones y de un símbolo de cubanía en los escenarios.


Nacida en el barrio habanero de Carraguao, en el Cerro, Armenteros se nutrió desde niña de las expresiones populares, de los cantos y bailes que más tarde serían la savia de su arte.



Desde la fundación del Conjunto Folklórico Nacional, en 1962, se convirtió en uno de sus pilares fundamentales, y con el tiempo alcanzó las más altas jerarquías dentro de la compañía: Primera Bailarina, Primera Actriz y Primera Cantante. Su carrera estuvo indisolublemente ligada a esa institución, desde la cual proyectó al mundo la riqueza del folclor afrocubano.


Su vuelo interpretativo, su expresividad vocal y corporal, y la hondura simbólica de cada gesto marcaron un estilo inconfundible. Con la misma intensidad podía encarnar a una deidad yoruba, cantar un ritual o reproducir la cadencia de un baile popular.



Su técnica precisa, su magnetismo escénico y su fidelidad a las raíces la convirtieron en un emblema de la danza cubana. Su porte majestuoso, acompañado de una voz grave y cálida, consolidaron una personalidad artística que trascendió el tiempo y las modas.


La entrega de Armenteros fue reconocida con relevantes distinciones: el Premio Nacional de Danza en 2005, la Medalla Alejo Carpentier, la Distinción por la Cultura Nacional y la condición de Artista de Mérito de la UNEAC, entre muchos otros lauros.



Pero más allá de los premios, su verdadero legado está en la huella que dejó en el público, en sus compañeros de escena y en los discípulos que encontraron en ella un modelo de integridad artística y de profunda conexión entre tradición y contemporaneidad.


Con su fallecimiento, la cultura cubana pierde una de sus voces más legítimas y poderosas. No obstante, su espíritu permanecerá vivo en cada presentación del Conjunto Folklórico Nacional, en los escenarios donde la danza de raíz afrocubana se reafirma como estandarte, y en las nuevas generaciones que, inspiradas en su ejemplo, entienden que la memoria cultural también se baila.


Fuente: Trabajadores

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Bailarina, cantante y profesora de las más puras tradiciones afrocubanas, nació en Ciudad de la Habana en una familia humilde y obrera. Apenas cursó la enseñanza primaria para contribuir al sustento familiar trabajando como sirvienta en los programas de artistas aficionados. Las inclinaciones artísticas de Zenaida por el canto comenzaron desde su niñez, en la escuela del barrio que la vio nacer: “El Cerro”, donde también aprendió los viejos bailes africanos.

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