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Diario de Cuba

Cuadro de Raúl Martínez en próxima subasta

Este 22 de septiembre la sucursal neoyorquina de la casa de subastas Christie's tendrá su usual venta de arte latinoamericano. Entre obras de Toledo, Zúñiga, Soto y otros artistas, se estará subastando un grupo de obras de arte cubano contemporáneo de la colección de Howard Farber.

Todo el mundo sabe que Farber pide descuentos a los artistas, siempre con la excusa de que está construyendo una colección de importancia que terminará en un museo. Al mismo tiempo, vemos como regularmente subasta obras de dicha colección.

Aunque Farber ha coleccionado a ciertos artistas importantes del exilio (Luis Cruz Azaceta, por ejemplo), la mayoría de su colección consiste en artistas de la Isla. Esta subasta tendrá a "los de siempre": los sobrestimados Los Carpinteros, la artivista Tania Bruguera, Tonel, Flavio Garcíandia, etc.

El parte de prensa y la nota en su sitio en la red mencionan la importancia estética e histórica de estas obras. Sobre el arte contemporáneo este tipo de comentario siempre termina siendo una conversación fatua. No hay suficiente tiempo para juzgar una obra del momento en términos de su valor estético e histórico. Gran parte del problema del inflado mercado de arte actual es que se identifican "genios" con mucha facilidad y se producen "obras maestras" por docenas. Hay que darle tiempo al tiempo.

Pero cuando la obra es de un artista fallecido en 1995, con un historial contradictorio y problemático como Raúl Martínez (1927-1995), no se puede guardar silencio sobre el tema.

En primer lugar, Christie's tiene todo el derecho de subastar dicha obra, como lo tuvo Farber de adquirirla, y el pintor de hacerla. El cuadro, un lienzo titulado Rosas y estrellas, de 1972, representa en el estilo pop de Martínez un grupo inverosímil de la historia: José Martí, en primer plano con un puñado de rosas blancas abrazadas en su pecho, seguido por un Fidel Castro con boina y Ernesto "Che" Guevara (que tiene su mano "cariñosamente" sobre el hombro del Apóstol), seguidos en tercer plano al fondo por Simón Bolívar, Camilo Cienfuegos, Máximo Gómez y Antonio Maceo.

Una rosa blanca aparece en la solapa del Che y una estrella blanca entre Bolívar y Camilo. La composición contiene brillantes colores azules, naranjas, amarillos y verdes. Es un "retrato de familia" con cinco patriotas, un dictador y un delirante guerrillero asesino.

Esta obra de 1972 es una de las tantas que Martínez pintó como parte de su claudicación ante un sistema que lo reprimió y marginó debido a su orientación sexual. El lienzo refleja "el machismo revolucionario" del periodo conocido como "Quinquenio gris".

Rosas y estrellas no es una obra de importancia estética o histórica, como lo son sus telas abstractas de los años 50 o sus técnicas mixtas (bajo la influencia de Rauschenberg) hasta mediado de los 60, o sus magníficos carteles de los 70 (el de la película Lucía). Rosas y estrellas no es nada más que una pieza menor de propaganda.

Ojalá, Christie's tuviera la eticidad de decirlo. El contexto histórico, que siempre ilumina la verdad de los hechos, debería ser más importante que el mercado.

Diario de Cuba

Publio Amable Raúl Martínez González


pintor, profesor, artes, fotógrafo, diseñador, plasticas