Pablo Armando Fernández Pérez

Pablo Armando Fernández
Nacimiento:  
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1930

Uno de los grandes escritores cubanos contemporáneos. Novelista, poeta, autor teatral y traductor. Su obra ha acompañado las letras del periodo revolucionario cubano.

Pablo Armando Fernández nació en el central Delicias, en Las Tunas, en el oriente cubano. Su madre, Rosalía Pérez Pupo, posiblemente de origen sefardí, era hija de un terrateniente que terminó la Guerra del 95 con Mario García Menocal. Su padre, José Fernández Carralero, procedía de familia campesina, humilde, y de amplia presencia en las gestas libertarias cubanas durante la Colonia (un bisabuelo y un abuelo habían peleado en la Guerra del ’68 y del ’95, respectivamente).

La primera enseñanza, Pablo Armando Fernández la cursó en su pueblo natal. La vida de bachillerato la compartió entre su Isla y los Estados Unidos, donde residió desde 1945 hasta 1959 y donde supo que su destino era el de la poesía, el de la literatura. Los dos primeros años los estudió en Holguín y después en el Textile High School en los Estados Unidos. Su relación de entonces con Manila Hartman, esposa del compositor Harold Gramatges, y con Carson MacCullers influyó notablemente en su conciencia como poeta.

En 1953 publica en La Habana Salterio y lamentación y el 9 de septiembre de ese mismo año realiza su primera lectura de poemas en el Lyceum Lawn Tennis Club de La Habana, presentado por Cintio Vitier, en presencia de Emilio Ballagas, José Lezama Lima y Fina García Marruz. Le seguirían lecturas de textos en la Sociedad Cultural Nuestro Tiempo y la publicación de poemas en las revistas Orígenes y Nuestro Tiempo.

En 1954, de regreso a los Estados Unidos realizó estudios de periodismo en la Washington Evening y, posteriormente, cursó estudios en la Universidad de Columbia, en Nueva York.

1956 es fecha trascendente para Pablo Armando Fernández. Contrajo matrimonio con María Julia González Santos, su Maruja, la compañera de la vida. Trabajó en Mexican Lines y publicó Nuevos poemas, con prólogo de Eugenio Florit. Al año siguiente entró en contacto con la dirección del Movimiento Revolucionario 26 de Julio en Nueva York: participó en mítines y reuniones, entre otras actividades.

Se estrena como escritor para el teatro, en 1958, con su poema dramático Las armas son de hierro, dirigido por Humberto Arenal y auspiciado por el Movimiento 26 de Julio. La obra se presentó en la sala de actos del propio Movimiento, en Amsterdam Avenue.

Al triunfar la Revolución Cubana, en 1959, movido por su apego a un pensamiento de izquierda, por su sentido de la justicia social y con la esperanza de enrolarse en los procesos transformadores que anunciaba el cambio político en la Isla, regresó a su patria y se entregó al torbellino revolucionario. Comenzó a trabajar con el Presidente Manuel Urrutia y al renunciar este, Guillermo Cabrera Infante lo convence de aceptar la subdirección de Lunes de Revolución. Acompañó desde entonces la aventura literaria de la publicación, desde el número 17 hasta su desaparición en 1961, y a partir de esa fecha pasa la revista Casa de las Américas como Secretario de Redacción.

Publicó toda su poesía con la inclusión de “Poemas apócrifos de Adriano”, con prólogo de Ezequiel Martínez Estrada. Asimismo, sale a luz Himnos.

Se desempeñó como Consejero Cultural de la Embajada de Cuba en Inglaterra de 1960 a 1965.

Fue Secretario de Organización del Primer Congreso Nacional de Escritores y Artistas de Cuba, cuya apertura anuncia el 18 de agosto de 1961. Su poemario Libro de los héroes obtuvo mención en el Concurso Casa de las Américas, que saldría de imprenta en 1964. En 1966 colaboró en la reorganización del Pen Club Internacional a través de su puesto de jefe de publicaciones de la Comisión Cubana de la UNESCO, en la que labora hasta 1967.

Los niños se despiden alcanzó el premio novela 1968 en el Concurso Casa de las Américas. Se trata de una novela polifónica, llena de voces, de rememoraciones, de mitos desatados por la palabra poética. El texto construye una nueva mitología de las raíces cubanas; así se organizan el manojo de resurrecciones y luchas, de flujos poblacionales y sistemas de creencias familiares. Insertada en toda la zona de la llamada “novela de la Revolución Cubana” y en medio de la revolución literaria de la novela de los sesenta en el mundo latinoamericano, con su carga de búsquedas, experimentaciones, Los niños se despiden entretejió, en un alto grado de tensión lírica, el juego experimental de la estructura narrativa con la visión muchas veces mágica de las vivencias de Alejandro, su protagonista, tanto en su adorado Deleite (Las Tunas) como en la “isla sin mitos, sin fábulas, sin leyendas verdaderas”, que le pareció Manhattan. La búsqueda de una identidad consolidada, de un conocimiento abarcador del mundo, como de un espacio de naturaleza idílica llamada Sabanas, marcará las despedidas y los retornos de este singular personaje.

Recibió el Accésit Premio Adonais en España, por su libro de poesías Un sitio permanente en 1969. De 1971 y hasta 1979 trabajó en la Imprenta de la Academia de Ciencias de Cuba.

En 1978 publicó su Suite para Maruja, considerado como una de las más grandes obras poéticas de la literatura cubana. Obtuvo el Premio de la Crítica en 1985 por su poemario Campo de amor y de batalla, el que, al decir el jurado, ganaba un lugar permanente en la poesía cubana porque “marca cierto rompimiento superador en el manejo del lenguaje”.

En 1991, su novela En el vientre del pez apareció entre los 10 libros de ficción más vendidos en Miami, según lista que publicó el Nuevo Herald el 3 de marzo.

Formó parte del jurado del Premio Cervantes en Madrid, en la edición de 1992. En 1993 vería la luz su novela Otro golpe de dados, un fresco histórico ubicado en una etapa de crisis en el siglo XVIII cubano, en un mundo un tanto mítico del oriente de la isla. La historia de una familia de origen francés, con sus contradicciones y angustias, le sirve para entonar el canto del nacimiento y consolidación de la nacionalidad cubana.

En 1995 volvió a obtener el Premio de la Crítica por Talismán y otras evocaciones y en 1997 ingresa en la Academia Cubana de la Lengua como miembro de número y correspondiente de la Real Academia Española con un texto titulado “El paisaje afectivo en el Diario de campaña de José Martí” y obtiene el Premio Nacional de Literatura, máxima distinción que confiere la cultura cubana a su escritores. En el mismo año presenta su libro De memorias y anhelos; se exhibe el documental Nostalgia, de Jorge Aguirre, sobre su vida y obra y recibe la Orden Félix Varela de Primer Grado de manos del Ministro de Cultura.

Fue director de la Revista “UNION” de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (1987-1994) y Director del Fondo Editorial de Casa de las Américas (2001-2005). Actualmente es Asesor de la Presidencia de Casa de las Américas.

Con una intensa vida cultural, Pablo Armando Fernández es también uno de los mejores embajadores que ha tenido la cultura cubana en el mundo. Ha impartido conferencias en varias universidades reconocidas de Estados Unidos de América tales como: Harvard, Yale, Princeton, Columbia, Johns Hopkins, American University o New York University, entre otras. También en Canadá: Toronto, Hamilton, Winnipeg, Calgary, Edmonton, Vancouver, Montreal; y en universidades de México, Panamá, Venezuela, Colombia, República Dominicana, Puerto Rico, Barbados, Jamaica y Granada. Asimismo se ha presentado en importantes universidades de Gran Bretaña como Oxford y Cambridge.

Su trabajo como conferencista se extiende a otros países de Europa: España, Italia, Francia, Yugoslavia, Grecia, Suecia, Finlandia, Islandia, Dinamarca y a otros continentes: África, Asia y Australia.

La XII Feria Internacional del Libro de La Habana (2003) fue dedicada a Pablo Armando Fernández por su obra de toda una vida. Premio Nacional de Literatura, 1996.


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