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Omara Portuondo y Andy Montañez estrena Silencio

A pocos días de haber cumplido sus 90 años, la cantante cubana Omara Portuondo, Premio Nacional de Música, conocida mundialmente como la Novia del Filin y la Diva del Buena Vista Social Club, estrenará hoy jueves 4, en plataformas digitales, el sencillo Silencio, bolero del puertorriqueño Rafael Hernández, el cual comparte con el boricua Andy Monatñez, y que formará parte de su próximo disco, aún en preparación.

Silencio, fue un tema imprescindible en la carrera de la multipremiada artista cubana quien ha sido distinguida con imnumerables premios, entre ellos, el Premio a la excelencia musical de la Academia Latina de la Grabación y la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes, distinción que le otorgó el Ministerio de Cultura y Deporte de España, ambos en el 2019.

Recordado son sus infinitos duetos con ese grande de la música cubana que también fue Ibrahim Ferrer, y que ahora el «niño de Trastalleres», se atreve a revivir junto a la grandiosa diva de la música cubana.

La producción musical de este sencillo corre a cargo de Gaby Moreno y Pedro Pablo Cruz mientras que el diseño lleva la rúbrica de Alejandro Armada. La mezcla y masterización estuvo a cargo de Orestes Águila.

Grabado en los estudios de la Egrem, en Miramar, a principios de este año, esta nueva versión orquestal de Silencio, comienza con un diálogo entre entre el arpa y la voz, instrumento que provocó la atención de la cantante y la llevó a tomar algunas lecciones. Al final pudo más la voz, una voz que aún a los 90 años la artista mantiene con vitalidad.

En pleno 2020 Omara y Andy reinventan con Silencio, el vinculo hermoso entre Cuba y Puerto Rico que son: «de un pájaro las dos alas» , a través de la música y de una profunda amistad. Llega este sencillo como un especial homenaje a Omara Portuondo en sus 90 años de vida.

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Omara Portuondo Peláez


cantante, arte

Hay algo de cinematográfico en la historia de Omara Portuondo. Hija de una mujer de familia española y bien que abandonó su círculo social para casarse con un bello jugador negro del equipo nacional cubano de béisbol —lo que la llevó a tener que ocultar en público este enlace, pues los matrimonios mixtos no estaban nada bien vistos en Cuba en aquella época—, Omara entró en contacto con la música ya en su más tierna infancia. Como en cualquier otro hogar cubano, la futura cantante y sus hermanos crecieron rodeados de la música que, a falta de gramófono, entonaban sus padres.