Manuel Del Socorro Rodríguez De La Victoria

Manuel Del Socorro Rodríguez De La Victoria
Nacimiento:  
15
/
4
/
1756
Fallecimiento:  
2
/
6
/
1819

“Padre del Periodismo de Colombia”. La primera prensa en salir a la luz fue el papel periódico de la ciudad de Santa Fe, el 9 de febrero de 1791, dirigido por el bayamés hasta su desaparición.

Fundó un instituto para dar clases gratuitas. Por su talento, inteligencia y cultura, es considerado la figura del siglo XVIII más destacada y el más notable autodidacta de su patria.

Su cuna fue la entonces Villa del Santísimo Salvador de Bayamo. Sus biógrafos difieren en algunos datos sobre él, como es el caso de su fecha de nacimiento: Calcagnon señala en su Diccionario Biográfico Cubano, el 5 de abril de 1758, que es la misma fecha que tiene el señor Antonio Bachiller y Morales en su obra; de donde la toma el escritor argentino José Torre Revelo en su estudio sobre este notable bayamés. Gabriel Giraldo Jaramillo señala el año 1754, tomada seguramente de la instancia hecha al Rey de España por el propio Rodríguez en 1874 cuando dice contar con treinta años. El historiador Gustavo Otero Muñoz, en la nación colombiana, señala la fecha 15 de abril de 1756, que es la fecha adoptada por Don Pedro A. Herrán, de unas memorias autobiográficas escritas por Rodríguez; por tanto esta es la fecha más certera. Aunque dichas memorias están desaparecidas por lo que no se ha podido corroborar.

También se le tildó en varias ocasiones de mulato, cosa que es incierta. De padres blancos y de condición humilde, pero excesivamente honrado, de cuatro hijos el único varón, el que pusieron Manuel del Socorro y quien desde muy pequeño dió señales de gran inteligencia e interés por los estudios, recibiendo las primeras nociones educacionales de su propio padre, que mantenía una escuela para subsistir con todo decoro y humildad aquel hogar.

Él como sus padres, pertenecían a la parroquia de San Juan Evangelista, donde fue llevado desde los ocho años días de nacido e inscrito en el registro de españoles, puesto que sus padres eran todos de origen español: Rodríguez, Phelipe, Herrera, Matos, Cardonas y el nativo, el apellido Núñez según expresó en su autobiografía. En dicha parroquia fue nombrado monaguillo, empleo en el que permaneció seis años resultando entonces la enfermedad y muerte de su padre.

A partir de ahí se dedicó a atender la academia de su padre durante cuatro años, luego la deja para dedicarse de lleno a la talla, escultura, pintura y dibujo, en lo que si era un perfecto maestro.

Por su aplicación y ejemplar comportamiento gozaba del aprecio de toda la población. Los libros fueron sus únicos maestros. Los principales elementos de la villa tenían por Manuel gran admiración, poniéndolo de ejemplo en cuanto a corrección, nobleza, desprendimiento, laboriosidad, cultura. No obstante este ilustre bayamés no es muy conocido por su pueblo natal. Socorro está entre los bayameses dispersos por tierras americanas que supieron sembrar cimientos de amor y servicio en países extraños.

Socorro tuvo una existencia de intranquilidades intelectuales, sacrificios, privaciones y de miseria. En 1874, el propio Rodríguez, viendo la imposibilidad en que se encontraba de continuar solo su aprendizaje, agotados los medios de estudios en su ciudad natal, por intermedio de su ministro Don José de Calvez, le escribe al Rey una petición de continuar y perfeccionar sus estudios en España y dar término a sus obras. A la vez pidió que se les diera una pensión a su familia y a él para dedicarse a su aprendizaje en la metrópolis. Después de varias gestiones fue enviado a buscar a la Habana por el gobernador Don José de Ezpelata, quien encargó se le realizara un examen en el Real Colegio de San Carlos de la Habana.

El 21 de agosto de 1785 el rey mandó se le facilitaran 600 pesos para su viaje y mantención de su madre y hermanos, para someterse al examen. La noticia llegó a Bayamo el 19 de diciembre de ese año. Pasaron dos años desde la petición hasta que tuvo el completo de los 600 pesos.

El examen aprobado por Rodríguez causó gran impresión en el gobernador Ezpelata, quien al ser nombrado Mariscal de campo y virrey de Nueva Granada, decide llevarlo con él. Al principio se negó pero las penurias económicas le hicieron cambiar de parecer y que aceptara abandonar su patria. Así el 18 de octubre de 1790 llega a Bogotá. El virrey le ofrece varios cargos, entre los cuales aceptó el de Director de la Biblioteca Real.

Colombia fue su país adoptivo, su bibliografía allí es abundante. Cinco años antes de llegar el cubano a Bogotá habían ocurrido varios intentos de periodismo, pero no fue hasta que el virrey, accediendo a los deseos de Manuel, estimula una permanente difusión. Socorro se entregó en cuerpo y alma al periodismo, elevando a su vez el nivel cultural de la nación que lo prohíjo, mereciéndose el título honroso de “Padre del Periodismo de Colombia”. La primera prensa en salir a la luz fue el papel periódico de la ciudad de Santa Fe, el 9 de febrero de 1791, dirigido por el bayamés hasta su desaparición el 6 de enero de 1797, cuando circuló el número 265.

Aunque se entregó de lleno al periodismo, no dejó de lado su vocación de maestro y junto a su labor en la biblioteca y en las tertulias, fundó un instituto para dar clases gratuitas. Su amigo el virrey es sustituido y no pudo seguir editando el periódico. Estuvo diez años retirado del periodismo hasta que a petición de un nuevo virrey Don Antonio Amar y Borbón saca a la luz el Redactor Americano, sacando el primer número el 16 de diciembre de 1806. Se extendió por tres años, publicando setenta y un números. Y como suplemento de este comenzó a salir desde el 27 de enero de 1807, el Alternativo de Redactor Americano, con el mismo estilo y corte del Redactor. Dirigió también el periódico la Constitución Feliz, encontrándose la ciudad de Bogotá, en ese instante, en manos de los patriotas por el grito de independencia, a los cuales se unió el genial bayamés. Años más tarde fue llamado por Don Antonio Nariño para que fuera Subdirector del periódico Cundinamarca. Estuvo allí hasta 1813 cuando se retiró totalmente del periodismo. Los últimos tiempos los dedicó completamente a escribir, dibujar y formó el catálogo de los libros de la Biblioteca, el primero en su clase en América.

De sus últimos momentos dice el historiador Otero Muñoz: “Don Manuel del Socorro no alcanzó a contemplar el sol de agosto que alumbraría el amanecer de la libertad en el nuevo Reino”.

Vivió hasta el 2 de junio de 1819, fue encontrado en el cuarto que habitaba en la biblioteca por treinta años, vestido con el humilde saval de los hijos de San Francisco y estrechando en sus manos un rústico símbolo de la Redención.

Por su talento, inteligencia y cultura, es considerado la figura del siglo XVIII más destacada y el más notable autodidacta de su patria.