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Muere en La Habana Diana Lío Busquet la directora de la Editorial Abril

Muy tristes por la muerte de Diana están sus colegas. Y la tristeza que sienten no es solo por su juventud, que ya causaría pesar. También por esa humanidad linda, exquisita, que tanto se le admiraba, y por su capacidad para atraer a los demás a los empeños más honrosos y gratificantes.

En medio de dificultades tremendas Diana convirtió las carencias en oportunidades, inspiró para que ese multimedio natural que es la Editorial y su diversidad de publicaciones iniciara un proceso acelerado de modernización de sus lenguajes, estéticas y diseño editorial.

No es casual que el colectivo de Juventud Técnica mereciera el Premio de Innovación en el Festival Nacional de la Prensa. Diana también lo hizo posible.

Varios de sus colegas periodistas se han expresado de la siguiente forma en las Redes Sociales:

Este año aciago nos ha dado un mazazo: nos ha arrebatado tu sonrisa, Diana. En la memoria nos quedan las complicidades gremiales, las historias de coberturas y los hombros arrimados por echar alante este empeño #periodístico que es nuestra casa grande: la Editora Abril.

Ricardo Ronquillo:
Muy tristes por la muerte de Diana. Y la tristeza que sentimos no es solo por su juventud, que ya causaría pesar. También por esa humanidad linda, exquisita, que tantos admirábamos, y por su capacidad para atraer a los demás a los empeños más honrosos y gratificantes. Hablamos telefónicamente con ella hace solo unos días para agradecerle su entrega de tantos años a la Editora Abril, su liderazgo -esa palabra que tenemos que exaltar más en Cuba-, el cariño y el respeto que sentían por ella sus colegas y trabajadores. En medio de dificultades tremendas convirtió las carencias en oportunidades, inspiró para que ese multimedio natural que es la Editorial y su diversidad de publicaciones iniciará un proceso acelerado de modernización de sus lenguajes, estéticas y diseño editorial. No es casual que el colectivo de Juventud Técnica mereciera el Premio a la innovación en el Festival Nacional de la Prensa. Diana también lo hizo posible. Nuestro acompañamiento espiritual a los familiares, particularmente a su hija estudiante de Periodismo, y a todos sus colegas y trabajadores.

Jorge Legañoa:
La sonrisa de quien hizo el bien, no se apaga… La vida de quien se entregó a la palabra con devoción, no se borra….
El amor de quien amó, no se olvida.
Gracias por todo Diana Lio Busquet.

Rafael Grillo:
A veces uno piensa que ya es suficiente, o demasiado. Pero no. Y llega esa noticia que demuestra que todavía puede ser peor.
Hay muertos que son lejanos, y aún así se nos mueren dentro. Y están los muertos cercanos, esos que nos duelen por todo el cuerpo, en las piernas, en el corazón y hasta afuera, en el paisaje que nuestros ojos miran y que esos ojos queridos miraron también.
Hoy se me ha muerto, se nos ha muerto, a mi tribu del Caimán Barbudo, a todos los colegas de la Editora Abril, un ser especial, muy íntimo, amiga, jefa, compañera de todos, alguien que duele hoy y todavía mañana seguirá doliendo.
Con agradecimiento infinito, por la vida que diste, querida Diana. Las condolencias a familiares y amigos. 2020 nos había quitado mucho. Y ahora nos quita lo mejor…

Joaquín Borges Triana:
Este miércoles 9 de diciembre he perdido una amiga. Es así como califico a Diana Lío, porque si bien al fallecer ella se desempeñaba como Directora de la Casa Editora Abril y por tanto era mi jefa principal, confieso que jamás la asocié a su cargo y al rol convencional y esquemático que tienen los funcionarios.
Me parece que fue ayer cuando allá por la segunda mitad del decenio de los noventa de la anterior centuria, Diana llegó a la Editora para ocupar la dirección de la revista Pionero. Por ese entonces, ella venía procedente del Ministerio de Educación y nada sabía de periodismo, pero se incorporó a nuestro centro con muchas ganas de aprender y por suerte, tuvo a su lado como maestra a Paquita Armas.
Dado que en esa época yo presidía la UPEC de la Editora Abril y debía participar en los consejos de dirección del centro, tenía que intervenir en las evaluaciones del quehacer de las revistas. Fue así que tuve mis primeras conversaciones con Diana, a fin de darle mis consideraciones sobre los números que iban saliendo de Pionero. Como que siempre me ha gustado hablar claro, en más de una ocasión le señalé problemas en la publicación, opiniones que ella escuchaba con total receptividad y que solucionaba en la siguiente edición de la revista. Por dicho camino forjamos una relación que pasó de ser la que se establece entre compañeros de labor a la de un par de amigos entre los que existe total comunicación y que con la mayor franqueza posible dialogan de lo humano y lo divino.
Transcurridos más de 20 años de sistemático intercambio, si me preguntasen qué es lo que más le admiré, tendría que enumerar al menos dos cosas. En primer lugar, su sentido de superación profesional y que la hizo transformarse de una buena profesora de Literatura y Español en una sólida editora de libros y publicaciones. Lo segundo y hasta podría decir que de mayor importancia, al menos para mí, su sentido de autenticidad para vivir y que le permitió ser feliz, algo que no todo el mundo consigue.
Para el equipo de El Caimán Barbudo se nos ha ido una caimanera más, miembro de nuestra familia en las buenas y en las malas y que por tanto asistía por igual a las reuniones de trabajo de la revista que a las pachangas que con frecuencia solemos armar. No diré en paz descanse, porque no creo en tal tipo de afirmación y solo me quedaría por añadir que en lo personal me siento plenamente orgulloso de poder expresar que Diana Lío fue mi amiga y así la recordaré hasta que me llegue el turno de partir.

Dailene Dovale:
Ella siempre estaba ahí, para ayudar y enseñar con su rostro dulce. Fue quien me ayudó a trasladar cosas de la tesis de Venezuela a la Habana. El primer mensaje después de cualquier buena noticia era suyo, porque estaba atenta a todos, era amable e inspiraba a crear. Una vez, solo una vez, le confesé que se aprendía mucho de mujeres inteligentes y empoderadas como ella. Debí decirlo muchas tantas veces: el orgullo de conocerle y saberle Maestra. Hoy me siento un poquito desamparada y pienso en todos sus familiares y amigos que ahora están más solos.

Rodolfo Romero:
Se fue la amiga, la directora de aquella revista Pionero que leía cuando era un chama, la mujer que se entregó en cuerpo y alma a la Editora Abril, lugar que creció bajo su ímpetu y dirección, la editora rigurosa, la periodista amable, la defensora de las causas justas, la madre de Laura y de tantos otros que crecimos con ella, se fue y no se fue, porque se quedó con nosotros para siempre. Un abrazo de los grandes, como los de siempre.

Yoerky Sánchez:
Me decías «mi sol» desde aquellos tiempos en Alma Mater, sin darte cuenta de que quien me alumbraba eras tú. Ahora te marchas, pero se queda tu luz. Hasta siempre, amiga Diana.

Cubaperiodistas

Diana Lío


periodista, editora, pedagoga, artes, literatura