Matías Montes Huidobro (Sagua La Grande, 1931), uno de las más prominentes figuras intelectuales del exilio cubano, falleció este viernes en Miami, a los 91 años, tras una prolífica carrera dedicada a la dramaturgia, la narrativa, la enseñanza universitaria, el periodismo y la edición literaria.

El deceso de Montes Huidobro se produjo el viernes 6 de mayo, informó el editor Luis de La Paz que, recientemente lo había reconocido con el Premio Ateje, en dramaturgia.

Exiliado en 1961, Montes Huidobro fue cofundador de la revista Bohemia en el exilio, y gran parte de su vida transcurrió en Hawai, donde se desempeñó por décadas como profesor de la universidad estatal de ese estado, junto a su esposa, la también docente y ensayista Yara González, fallecida en julio de 2021.

Autor de una extensa obra dramatúrgica, ensayística y narrativa, incluido volúmenes en inglés, Montes Huidobro fue -junto a Rine Leal, ambos condiscípulos en el Instituto de La Habana, uno de los investigadores más acucioso del teatro cubano del siglo XX, del que dejó testimonio en los cuatro tomos de Cuba, detrás del telón, publicados entre 2008 y 2010, que recogen ocho décadas de las tablas cubanas.

Preguntado por Diario de las Américas sobre los hitos del teatro cubano en el siglo XX, Montes Huidobro citó a Tembladera (José Antonio Ramos, 1917), La muerte alegre, de Evreinoff, dirigida por Luis Baralt, la fundación del Grupo Prometeo, base del teatro moderno en la isla (1948, dirigido por Francisco Morín), que estrena Electra Garrigó; 1954 es un año grande para la dramaturgia cubana con los estrenos de Las criadas (Jean Genet ( Dirección de Morín) y La ramera respetuosa (Jean Paul Sartre; bajo la dirección de Eric Santamaría; 1959 a 1961, es una etapa de unidad y diversidad.

La Madre y la Guillotina (1976), La navaja de Olofé (1986) y Exilio (1988), destacan entre sus obras de teatro; en ensayos, descuellan Persona, vida y máscara en el teatro cubano (1973), Bibliografía crítica de la poesía cubana; (exilio: 1959-1971) y La narrativa cubana entre la memoria y el olvido: Ensayos. Fundó la revista Caribe sobre literatura cubana y la editorial Persona.

Su novela Por esa fuente de dolor ganó el Premio Café Gijón (España, 1997), y fue finalista del Premio Planeta con Segar a los muertos (1980); una historia de los primeros días de 1959, cuando la masa azuzada gritaba en La Habana: ¡Paredón!, ¡Paredón!

En 2017, la Academia Norteamericana de la Lengua Española (ANLE) reconoció el papel desempeñado por Montes Huidobro como difusor de la cultura española en Estados Unidos, con su galardón Enrique Anderson Imbert.

Para un posible epitafio de Montes Huidobro, quizá valdría esta aseveración de Don Fernando Ortiz, en Etnia y sociedad: "La cubanidad plena no consiste meramente en ser cubano por cualquiera de las contingencias ambientales que han rodeado la personalidad individual y le han forjado sus condiciones; son precisas también la conciencia de ser cubano y la voluntad de quererlo ser".

O estas dos de su excompañero de clases, Rine Leal: "Lo que importa en definitiva es asumir ese ´otro´ teatro y juzgarlo en función de su calidad estética, más allá de coyunturas temporales que vencerán a la ausencia y el olvido”. O cuando afirmó: Ni la tontería politiquera que afirma que la cultura cubana (y por ende el teatro) está en el exilio, ni el chovinismo patriotero que transforma a un creador que abandona definitivamente el país en un mediocre o lo deposita en esa zona de silencio, que aún rodea buena parte de nuestros estudios".

A Matías Montes Huidobro, le sobreviven sus hijos Ana María y Eugenio, y dos nietos.