Sobre el tatami del sagrado templo del judo mundial, el Nippon Budokan, Idalys Ortiz dio a Cuba su segunda medalla en los Juegos olímpicos Tokio 2020, al caer ante la local Akira Sone por el título en la división superpesada (más de 78 kg).

Luego de pasar por encima de rivales de rango, Ortiz llegó a su tercera final consecutiva bajo los cinco aros y allí encontró a la más difícil de las contrarias: Sone, frente a la que cedió por cuarta ocasión en cinco duelos particulares, ahora en tiempo extendido.

Idalys se mostró bastante cautelosa, al punto de recibir tres shidos (penalizaciones), dos por no proponer combate y el tercero por falso ataque, que decretó su descalificación y la presea de plata.

Camino a la discusión de la corona, la artemiseña se estrenó en la ronda de 16 con triunfo en Regla de oro y waza-ari frente a la portuguesa Rochelle Nunes, antes de vencer en cuartos de final a la china Shiyan Xu.

La del Gigante asiático resultó un obstáculo menos complicado y resolvió la pelea en algo más de dos minutos (2:25), gracias a dos waza-aris (equivalente a un ippon), y alcanzó el tercer éxito sobre la francesa Romanne Dicko, previo al tope con la japonesa Akiro.

Así, Idalys se convirtió en la judoca cubana más laureada de la historia en citas olímpicas (1-2-1) y superó a la guantamera Driulis González (1-1-2), dueña también de cuatro metales.

Además, ascendió a la Mayor de las Antillas (0-1-1) hasta el lugar 46 en el medallero de la justa, en la que aparecían 68 países y comandaban -al cierre de esta edición- las delegaciones de China (18-9-11), Japón (16-4-7) y Estados Unidos (14-16-11).