Pedro
Almenares
Alarcón

Pedro Almenares Alarcón
El Grandullón
Nacimiento:  
19
/
5
/
1927

Destacado pelotero manzanillero que dedicó su vida al deporte y la formación de nuevas generaciones de peloteros.

Pedro Almenares Alarcón nació en Manzanillo y como cualquier muchacho de su época, vio en la pelota la única manera de progresar en la vida.

A dos cuadras de su casa existía un terreno llano muy extenso donde se jugaba el mejor béisbol de la zona. Allí aprendió los secretos de la disciplina, mirando a los de mayor edad. Rara vez dejaba de soñar con sobresalir en el béisbol, mientras alternaba las prácticas con el aprendizaje del oficio de carpintero y la escuela. Su familia era bastante numerosa por lo que los 13 hermanos tuvieron que cooperar en casa desde pequeños.

Cuando el equipo amateur de Cienfuegos, campeón nacional en esa temporada de 1941, visitó Manzanillo para enfrentar a la novena anfitriona, casualmente uno de los jardineros titulares de la formación local se negó a participar en el match, por lo que los organizadores acudieron a él. Buscaron un par de spikes, un traje y lo colocaron en el campo izquierdo donde tuvo la suerte de no lucir mal.

Dos meses más tarde visitó Manzanillo una selección dirigida por Lorenzo (Chiquitín) Cabrera, en el que aparecían verdaderas luminarias de la pelota amateur habanera, las cuales una vez al año se unían para recorrer las provincias orientales, en la búsqueda de un poco de dinero.

Entonces tenía cierto aval dentro de la selección local. Al concluir los tres desafíos acordados lo recomendaron para jugar en Bayamo. De ahí pasó al central América, en contramaestre y luego representó al Violeta. En ellos jugó la pelota interprovincial.

Poco tiempo después emprendió viaje hacia Santi Spíritus, donde no pudo desempeñarse como regular y tuvo que recurrir a sus conocimientos de carpintero para poder subsistir, porque en aquellos conjuntos no pagaban siquiera un pequeño salario.

Con estos estuvo un tiempo hasta que lo contratan para ir a jugar al central Washington, en Manacas. Ese era el pueblo natal de una de las estrellas del béisbol profesional cubano Manuel (Cocaína) García, quién se desempeñaba como asistente de los renombrados Leones de la Habana (Profesional).

El propio Cocaína percibió sus cualidades y lo recomendó a Miguel Ángel González, propietario del club Habana en la pelota profesional, con los también Leones practicó por dos años (1951-1952) y aunque recibió una pequeña suma de dinero no figuraba en la nómina oficial de 22 peloteros.

Pudo integrar la nómina regular en la temporada 1953-1954 y al concluir el calendario regular es designado como el mejor novato gracias al promedio en el bateo de 328.

Tal actuación la permitió hacer méritos para recibir una oferta de la organización de los Dodgers de Brooklyn y con ellos jugó AAA, AA y clase A.

Luego de concluir la campaña profesional de 1960-1961 (7 de febrero), este hombre rehusó volver a la pelota rentada, no solo en los Estados Unidos, sino en México, donde también, pudo hacerlo. Prefirió incorporarse de lleno a la formación de nuevos atletas en las diferentes disciplinas, aunque confiesa que el béisbol fue, es y será su gran pasión, por lo tanto nunca ha podido desvincularse de él.

Durante aquellos primeros años de la naciente Revolución, Almenares continuó su labor en los campos de entrenamiento hasta que en 1962, participó junto a otros compañeros en la organización de primera Serie de Béisbol, que derivó en el máximo espectáculo deportivo para el pueblo cubano a lo largo de geografía insular.

También en su municipio de residencia, San Miguel del Padrón, participó en la construcción del estadio Bobby Salamanca.

Entre múltiples actividades de Pedro Almenares, aparece el bello escenario de Juan Ealo, donde día a día, olvida el paso de los años y entrega lo mejor de sí, junto a otros compañeros, para mantenerlo como uno de los mejores de país.

Aunque ya no es tan ágil al andar ni tampoco puede pegar en homerun, a los 83 años asegura sentirse fuerte; hoy su mayor satisfacción la constituye ver crecer a los pequeños, bate en mano, porque siempre tiene en mente su gran pasión: El Béisbol.