Con Sentimiento Cubano: Patria o Muerte, es la más reciente producción discográfica del destacado pianista cubano Nachito Herrera, residente en Estados Unidos, y fue presentada este jueves a través de una trasmisión on line entre ambos países desde el Instituto Cubano de la Música.

El fonograma sale bajo el sello Colibrí y constituye no solo una declaración de principios en relación con sus raíces, sino además, una demostración de cómo su talento y capacidad de fusionar sonoridades puede universalizar la música y tender puentes.

Luego de una ardua orquestación e interpretación frente al piano, Nachito Herrera se mimetizó con la Orquesta Sinfónica Nacional de Cuba, dirigida por Enrique Pérez Mesa, y la banda Habana Jazz Social Club, en lo que supone un recorrido virtuoso, de colección.

Este álbum reúne a talentosos músicos cubanos en su mayoría egresados como yo del sistema de enseñanza artística auspiciado por Cuba, que se mueven con propiedad y altura tanto en el terreno de la llamada música clásica como en el jazz y la música popular bailable, señaló el célebre pianista desde el país norteño.

Nachito Herrera aprovechó la oportunidad para agradecer desde lo más profundo de su corazón, a todos los profesionales de uno y otro país, que en una cooperación fortuita, ayudaron a salvar su vida luego de permanecer 14 días en coma como consecuencia de la COVID-19.

El moderador de la conferencia y autor de las notas del disco, el periodista, crítico y Vicepresidente de la UNEAC, Pedro de la Hoz, detalló pormenores de la construcción del fonograma, y cómo estar impregnado de la sonoridad cubana consigue al mismo tiempo convertirse en un producto universal.

Con sentimiento cubano habla también de un complejo sonoro –más que un género-- que une a Estados Unidos y a Cuba: el jazz, sostuvo. “El jazz es ante todo libertad, va siempre rompiendo esquemas, va dinamitando exclusas. Por eso es un disco fundamental que va a hacer época”. Los maestros de la dirección orquestal y coral, respectivamente, Enrique Pérez Mesa y Digna Guerra, componentes importantes de la producción, agradecieron al pianista el honor de participar, a la vez que encomiaron la sólida pianística de Nacho Herrera, donde aflora lo cubano sea cual sea el origen de las obras.

A fines de marzo pasado, Nachito Herrera casi muere de COVID-19. Después de pasar 14 días en coma, salió del soporte vital preguntándose si su carrera había terminado. "Cuando me desperté en la sala de cuidados intensivos, ni siquiera podía tocar rápido", dijo Herrera.

"Ni siquiera podía tocar lento o con ambas manos juntas, que es algo que tenemos que hacer en el piano casi todo el tiempo". "Ni siquiera pude tocar el piano en mi casa durante más de 10 minutos porque tenía mucho dolor en todo el cuerpo", dijo. "Pero mi fe dijo, no, esto va a desaparecer. Vamos a trabajar".

Después de la rehabilitación y de mucha práctica para recuperar fuerzas, Nachito comenzó a tocar en conciertos virtuales y luego volvió a trabajar terminando un nuevo álbum que grabó en Cuba antes de la pandemia. "Es Havana Jazz", dijo Herrera. "Compuse varias canciones y grabé con la Sinfónica Nacional de Cuba y el Coro Nacional de Cuba.

Tuvimos 250 músicos trabajando juntos, demostrando que la música es un lenguaje maravilloso para unir a un pueblo, para estar siempre juntos". Pero por más difíciles que sean esas emociones, dice que seguirá apoyándose en su fe para subir al escenario con una misión mayor en mente: unir personas, culturas y países a través de la música.

El nuevo disco de Nachito Herrera acaba de ser lanzado en Cuba, pero dice que pasarán varias semanas antes de que esté disponible en Estados Unidos. El disco comprende nueve piezas que versionan originales de Juan Sebastian Bach, Federico Chopin, Serguei Rachmaninov, Alejandro García Caturla, Ernesto Lecuona, Frank Fernández, Emiliano Salvador y el propio Herrera, autor de las orquestaciones e intérprete del piano, en compañía de la Orquesta Sinfónica Nacional conducida por Enrique Pérez Mesa, y la banda Habana Jazz Social Club. Aurora y Nachito Herrera se hicieron cargo de la producción, registrada por Giraldo García en los estudios de la Egrem, bajo la asesoría de Gloria Ochoa.