Tras 60 años sin pisar la isla, Víctor Batista Falla, retornó de visita para morir en La Habana a consecuencia de la Covid-19.

El mecenas de la literatura cubana en el exilio, volvió y ha muerto en el Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK) debido a complicaciones del coronavirus.

Batista Falla, nacido en Cuba en 1933 en una familia acomodada. Hijo de Agustín Batista y González de Mendoza, presidente del Trust Company, un fuerte banco de la época; y de María Teresa Falla Bonet, heredera de grandes ingenios azucareros.

Víctor Batista vivió en el exilio desde 1960 y dejó inconclusos sus estudios de Filosofía y Letras en la Universidad de La Habana. Al llegar a Nueva York comienza a moverse en un ambiente cultural y crea la revista Exilio (1965-1973) junto a Raimundo Fernández Bonilla. Luego financió otro magazine, Escandalar (1978-1984). En ambas publicaron importantes intelectuales de la época.

Víctor se establece posteriormente en Madrid y en 1998 funda la Editorial Colibrí, que funcionó hasta el 2013. En el transcurso de esos años vieron la luz 37 títulos de 27 autores sobre el tema cubano. Escritores como Rafael Rojas, Roberto González Echevarría, Marifeli Pérez-Stable, Carmelo Mesa-Lago, Gustavo Pérez Firmat, Alejandro de la Fuente, Duanel Díaz Infante, Jorge I. Domínguez, Jorge Luis Arcos, Jorge Ferrer y Antonio José Ponte, estaban en el catálogo.

En entrevista el pasado 21 de febrero con el portal digital Cubaencuentro, Víctor interrogado acerca de si escribiría sus memorias algún día, contestó: “No me veo escribiendo mis memorias. Sentiría, para decirlo con otro cubanismo, que estoy rascabucheando. Y ahora, cuando el mundo entero parece estar yendo a la deriva, no quiero tener que escoger entre populismo y esoterismo, pues no sé cuál escogería. Ante la especie de apocalipsis que se avecina, quizás lo mejor sea evitar lo que hizo la mujer de Lot, y no mirar hacia atrás“.