Con muestras de afecto y reconocimiento hacia uno de los bardos cubanos más queridos por su pueblo, trascendió en Buenos Aires el conversatorio sobre el Centenario del poeta Jesús Orta Ruíz, El Indio Naborí, en el que intervinieron destacados intelectuales de la Isla, entre ellos el escritor, ensayista y profesor Francisco López Sacha; el poeta, narrador y ensayista Jorge Ángel Hernández Pérez; el escritor, editor, periodista y profesor Yamil Díaz Gómez; y el escritor y promotor cultural Karel Alexei Leyva Ferrer.

El encuentro estuvo dedicado a los 100 años del nacimiento del emblemático poeta venido al mundo en zonas rurales del hoy municipio habanero de San Miguel del Padrón, el 30 de septiembre de 1922 y fallecido en La Habana el 30 de diciembre de 2005.

Extraordinario decimista que improvisaba bajo la luz del amor todo tema que, tras la precipitación de un pie forzado, sonsacaba una respuesta espontánea y atrevida. La obra del hombre grande y a la vez sencillo, maestro de rimas, apasionado del verso, sedujo, una vez más el espíritu de los presentes, a partir de las valoraciones ofrecidas.

Jesús Orta Ruiz se conocó con el seudónimo de El Indio Naborí, aunque títulos suyos aparecieron también con los nombres de Jesús Ribona, Juan Criollo y Martín de la Hoz.

También reconocido dentro del periodismo insular, el Premio Nacional de Literatura 1995 nació en el seno de una familia humilde de origen campesino y desarrolló gran pasión por la lectura de la poesía, sobre la que realizó numerosos ensayos y técnicas, actividad que lo llevó al enriquecimiento de la espinela, convertida en un signo de la identidad nacional cubana. Su obra fue traducida al inglés, francés, italiano, checo, ruso, búlgaro, chino y al vietnamita. Colaboró con la revista Bohemia y otras publicaciones nacionales.

En las intervenciones de los intelectuales cubanos se resaltó, asimismo, que a fines de los años treinta, Naborí irrumpió en el panorama de la literatura popular cubana, en tiempos en que la décima, tanto escrita como improvisada, mostraba una verdadera pobreza de recursos poéticos. “Era, al decir del prestigioso poeta Waldo Leyva, una décima que se apoyaba, básicamente, en la imagen visual, descriptiva, marcada por una tropología simple, donde el símil resultaba el recurso más usado”.

Jesús Orta Ruiz propició el punto de giro de la décima cubana siendo, al mismo tiempo, uno de sus mayores exponentes.