Para quienes se preguntan por el vacío que ha dejado una figura mediática como Luna Manzanares por su ausencia de los recientes conciertos online, esto se debe a que en breve tendrá la dicha de ser madre.

En tal sentido, parece que fue ayer cuando Enrique Carballea –un decisivo traspasador de umbrales para la concreción de las trayectorias de Arte Vivo–, en 2012 me pidió un espacio entre la programación del Submarino Amarillo para presentar a una prometedora intérprete.

No dudé ni por un instante en preparar las condiciones para la incipiente artista con sus versiones a temas de Los Beatles en el gustado centro cultural capitalino. Precisamente, a Carballea le debo el privilegio de hacerme sentir aturdido, como seguro les pasó a aquellos que estuvieron en la primera actuación profesional de una diva del rango de Ella Fitzgerald. Cuando canta Luna Manzanares, dejamos de creer que existe un límite de hasta dónde la voz puede ser capaz de transmitir las emociones más profundas con tanta belleza.

Así, en el transcurso de tan solo ocho años, la jovial y atractiva Luna se ha convertido en una prestigiosa cantante en quien la elegancia, la sencillez y la inteligencia en el asentado juicio de su obrar, la han tomado como acogedora morada para enaltecerla. Si para el escritor Cintio Vitier el alma es el reino del sentimiento, del sentir y de la sensibilidad, alguien como Luna ha hecho suya, intuitivamente semejante afirmación.

Nuestra fascinación por el inabarcable alcance de su espiritualidad es mucho más que el asombro provocado por el cálido matiz del canto o su elogiada afinación. La magnificencia de Luna Manzanares radica en su veneración por la pureza del alma en el artista. Como le ha expresado a la prensa, cuando decide abordar una pieza es porque en ella se ha producido previamente una identificación con el alma de esa obra, para entonces cantarla desde el corazón. De ahí el alto vuelo de creatividad plasmado en I will always love you, de Withney Houston; el trascendente desempeño en el tema Una mujer, con Buena Fe, o la energizante presencia de Ochún, entre tantas otras piezas memorables. Con personalidades de la jerarquía artística de Luna Manzanares es posible vislumbrar, a través de su hermoso canto, la impactante dimensión de la cultura en nuestras vidas.