Fue uno de los pioneros de la neurología clínica en la isla de Cuba. Su orientación hacia la patología del sistema nervioso central y al grupo de enfermedades neuromusculares fue muy precoz.
Nació en la ciudad de La Habana donde cursó sus estudios primarios y secundarios. Tras terminar el bachillerato en el Instituto de Segunda Enseñanza de La Habana, matriculó en la Escuela de Medicina de la Universidad Nacional, donde se graduó como el primer expediente en el año 1946.
En este período formativo de la década de 1940, los enfermos neurológicos estaban dispersos entre las clínicas dedicadas a la Medicina Interna, la Neurocirugía y la Neuropsiquiatría, sin que existiera en ellas la suficiente concentración de esfuerzos que permitieran su desarrollo como Neurología Clínica. A este empeño dedicó el profesor Estrada toda su vida. Prueba de ello es que hasta los últimos días antes de morir a los 69 años, se mantenía activo en todas sus responsabilidades.
Fue un precursor en Cuba de las técnicas de diagnóstico y tratamiento de la epilepsia. Los protocolos de autopsia, con sus aportes en las observaciones neuropatológicas, y las magníficas descripciones y dibujos que realizó, constituyen una monumental obra de su quehacer en el campo de la Neuropatología.
El profesor Estrada fue autor de varios libros monografías y folletos de la especialidad entre los que se destaca su formidable trabajo sobre Polirradiculoneuritis y Neuroplasticidad. Publicó en revistas nacionales y extranjeras más de un centenar de artículos y dejó al morir un gran número de manuscritos inéditos.
La síntesis descriptiva de su currículum-vitae puede bien corresponder a la de un hombre del Renacimiento. Fue un médico de vasta cultura universal, que a su saber científico unía una formación humanista acrecida en el ejercicio apasionado de su profesión.
Impartió la enseñanza necesaria con maestría pedagógica y alto nivel científico a sus discípulos, a los que sirvió de guía y de estímulo para llevarlos por el camino de los frutos de su larga experiencia.
Fue ante todo un médico integral, luego especialista, siempre científico, un excelente ser humano del buen decir.
Maestro y creador de la “Escuela Neurológica Cubana”, a la que consagró su vida y bajo cuya orientación y dirección se formaron la totalidad de los especialistas que en las diferentes áreas de las neurociencias trabajan en Cuba, educados en la armonía que debe existir entre la atención médica, la docencia y la investigación.
Su libro Neuroanatomía Funcional, escrito en coautoría con el profesor Jesús Pérez, se publicó por primera vez en el año 1969 y ha tenido tres ediciones y seis reimpresiones, la última en el 2005, lo que sin dudas es un buen aval para un libro de temática especializada y habla a favor de la aceptación que ha tenido entre los lectores. Este texto ha cumplido con creces el interés declarado por sus autores en el prólogo "lograr una obra necesaria, así como también agradable".
En el año 1976 publicó otro libro, Polirradiculoneuritis aguda de causa desconocida (Síndrome de Landry-Guilain-Barré-Strohl), fue el primero en el país que abordó la Neuroplasticidad y escribió un interesante folleto sobre el tema. Asimismo se preocupó por la alta prevalencia de ataxias hereditarias en la provincia de Holguín.
En su interés constante por trasmitir los conocimientos de forma amena y comprensible, fundó en la década del 70 el Boletín de Neurología y Neurocirugía. Años después en 1988, coordinó el libro Temas de Neurología para la Práctica Médica, Tomo I, donde varios profesores reportaron sus experiencias. En la presentación Estrada escribió: "queremos lograr objetividad, sencillez y actualidad en el enfoque temático para esquivar el esquematismo y la simplificación". Su intención era publicar otros tomos, idea que finalmente no cristalizó. Los artículos del ilustre neurocientífico aparecieron en múltiples revistas.
En Cuba publicó en el Boletín de Neurología y Neurocirugía, en las Revistas Cubanas de Higiene y Epidemiología, de Medicina, de Investigaciones Biomédicas y de Cirugía y en el extranjero en la Revista de Neurología de España, Excerpta Medica, J Neurol Sci y Acta Neuropathol, por solo citar algunas.
Aficionado al béisbol era defensor de los Industriales; sin embargo, más de una vez le escuché al término de la entrega de guardia, felicitar a los seguidores de otro equipo por el juego ganado la noche anterior.
Sus alumnos lo admirarán por siempre por sus elevados conocimientos científicos, por su maestría pedagógica y sobre todo por el cariño que supo ganarse de alumnos y pacientes.
Entre 1948 y 1950 permaneció en el Massachussets General Hospital de la Harvard University en Boston, donde realizó sus estudios de especialización en Neurología con el profesor Charles A. Kubik en el Laboratorio de Neuropatología de dicha cátedra, donde también manifestó sus habilidades para el dibujo. Muchas de las ilustraciones de láminas histológicas de textos y folletos del profesor Kubik fueron realizadas por el doctor Estrada.
A su regreso a Cuba desarrolló una gran actividad asistencial, docente e investigativa en esa rama de la medicina que tanto le apasionaba. En la década de 1950 le dio un sostenido impulso a la Neurología, con gran dedicación a la clínica y a las técnicas complementarias, precisas para el diagnóstico de las afecciones del sistema nervioso.
En 1960 pasó a ser profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de La Habana en la asignatura de Neuroanatomía, sobre la que escribió un formidable texto para su estudio, vigente aún en nuestros planes de estudios.
En 1962 pasó a dirigir el Hospital Neurológico, fundado el 29 de enero de ese año, donde cimentó las bases para desarrollar todas las actividades de las ciencias neurológicas. Esa institución reagrupó los escasos recursos humanos y materiales existentes entonces y se llegó a convertir en el embrión del futuro desarrollo docente, asistencial, investigativo, preventivo y de rehabilitación en el campo de la Neurología y la Neurocirugía en Cuba. El 25 de noviembre de 1966 quedó oficialmente inaugurado el Instituto de Neurología en la ciudad de La Habana, donde continuó siendo su director hasta su muerte, como correspondía a una figura que ya gozaba de prestigio en esa especialidad. Con anterioridad había creado la cátedra de Neuroanatomía Funcional y realizado los pioneros trabajos de un incipiente laboratorio de electromiografía.
En el orden científico académico atesoró los máximos galardones: Doctor en Ciencias Médicas, Especialista de 2do Grado en Neurología, Profesor Titular, Investigador Titular, pero lo que más lo caracterizaba eran su sencillez y su modestia.
Los últimos días de su vida los pasó en el Neurológico, allí al lado de su propia oficina le habilitaron un cuarto donde descansaba un poco, recibía sus medicamentos y seguía trabajando. .
Con la modestia y la sencillez de los que valen, será siempre el profesor Estrada testimonio de la capacidad creadora y de la voluntad inquebrantable para conseguir un noble propósito.
En su vida hubo siempre espacio para el amor, la fidelidad, la lealtad, la convicción y la esperanza.
Su estilo y su escuela se caracterizaron por la tendencia hacia lo objetivo, el desarrollo de su sentido práctico ante el enfermo, el preciosismo en la valoración semiológica y la insistencia en su diagnóstico precoz.