José María
Gálvez
Alfonso

José María Gálvez Alfonso
Nacimiento:  
5
/
9
/
1834
Fallecimiento:  
16
/
5
/
1906

Abogado y político cubano, orador forense. Nacido el 5 de septiembre de 1834 en Matanzas y muerto el 12 de mayo de 1906 en La Habana, capital de la recién constituida República de Cuba, que fue miembro destacado de los revolucionarios cubanos que consiguieron la independencia de la isla de la Corona de España en el año 1898.

Miembro de una acomodada familia cubana, inició sus estudios en el colegio El Salvador, tras de lo cual ingresó en la Universidad de La Habana, donde se graduó en Derecho en 1858.

Cuando el 10 de octubre de 1868, el líder revolucionario Carlos Manuel de Céspedes lanzó el Grito de Yara (inicio del movimiento emancipador), Gálvez simpatizó enseguida con los rebeldes, ya que veía en su acción la única salida posible para que Cuba recuperase su libertad. Gálvez puso a disposición de Céspedes y de los revolucionarios toda su valía y excelente preparación.

Así pues, durante la Guerra de los Diez Años (1868-1878), Gálvez colaboró con el importante núcleo revolucionario cubano que se encontraba exiliado en Nueva York, donde se hizo cargo de la dirección del diario La Revolución, órgano de propaganda del movimiento independiente. Allí, además de escribir innumerables artículos, bajo seudónimo, en los que denunciaba los atropellos de las autoridades españolas y llamaba a la población cubana a adherirse a la revolución liderada por Céspedes. Una vez que las autoridades españolas descubrieron la paternidad de los escritos, Gálvez fue procesado y condenado a la pena de muerte, castigo que le fue conmutado por el del exilio en la isla de Pinos.

La Paz de Zanjón, firmada el 10 de febrero de 1878, entre la Corona de España, representada por el general Arsenio Martínez Campos, y los revolucionarios cubanos Emilio Luaces y Ramón Roa, propició un breve período de paz para la isla, a la par que se concedió una amplia amnistía para los presos políticos de la que se aprovechó Gálvez. Pero, al obtener la libertad, Gálvez se sintió profundamente decepcionado por las continuas disputas internas dentro de la causa revolucionaria, las cuales propiciaron la defenestración de sus dos personajes más válidos: el expresidente Céspedes y el general Quesada, auténtico héroe de guerra en la pasada contienda.

Gálvez se alineó ideológicamente a la causa postulada por la burguesía criolla que negaba la capacidad del país para la independencia absoluta, y aún fue más lejos al hacer público su convencimiento de que una separación radical del régimen español equivaldría a entregar la isla al caos absoluto y a la anarquía política.

Justo al poco tiempo de firmarse la paz con las autoridades españolas, Gálvez fundó el Partido Liberal, al que después añadiría el adjetivo de Autonomista, formación de trascendental importancia a la hora de llevar a cabo un programa de transición cuyo último objetivo era la consecución definitiva de la independencia una vez que el país se mostrara preparado y maduro para tal realidad. Desde el año de su fundación, en 1878, hasta la consecución de la independencia en 1898, toda la política cubana giró en torno al partido de Gálvez, pues sostuvo una enconada lucha por el poder con el Partido Conservador Integrista, mucho más radical a la hora de abordar la transición política, ya que abogaba por la insurrección pura y dura contra el dominio español para acelerar el proceso de independencia.

Al conceder la Corona de España la capacidad de autogobierno a la isla, el 1 de enero de 1898, Gálvez desempeñó la presidencia del Gobierno autónomo hasta su disolución definitiva, el 17 de julio del mismo año, fecha en la que las fuerzas militares españolas se rindieron y entregaron la isla a los insurrectos cubanos y a las tropas estadounidenses.

El 1ro. de enero de 1899, Estados Unidos se hizo cargo del Gobierno de la isla, circunstancia que determinó en Gálvez la decisión de retirarse definitivamente de la actividad política, totalmente agotado y desencantado por la evolución y el cariz que habían tomado los últimos acontecimientos políticos.

Gálvez siguió convencido de que hubiera sido mucho más positivo para Cuba, como así se demostró muy pronto, seguir una evolución natural, es decir, una transición pacífica y sostenida para conseguir la independencia absoluta de Cuba, que no la revolución armada llevada a cabo con la ayuda militar de los Estados Unidos para acelerar un proceso que, según él, tarde o temprano había de llegar.

Fuera del ámbito estrictamente político, Gálvez fue vicepresidente de la Sociedad Económica de Amigos del País (1880-1881) y presidente de la misma (1882-1890). De su ingente producción como periodista podemos destacar los numerosos artículos que publicó en los diarios cubanos La Independencia, El Triunfo, El País, La Semana, La América, El Foro Cubano y El Tábano. Autor de Cartas de Cuba y otras obras

Fuente: MCNBiografías.