Antonio
Bachiller
Morales

Antonio Bachiller Morales
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Radio Rebelde
Padre de la bibliografía cubana
Nacimiento:  
7
/
6
/
1812
Fallecimiento:  
10
/
1
/
1889

Profesor universitario, periodista, historiador, jurisconsultor, bibliógrafo y destacado americanista. Se dedicó durante largos años a estudios referidos a la América precolombina, y fue uno de los más notables contribuyentes al estudio de la Bibliografía, en Cuba y en Latinoamérica. Notable escritor y bibliógrafo, en cuyo homenaje se celebra en esta fecha el Día del Bibliotecario.

A este erudito e investigador se debe el primer esfuerzo serio y metódico sobre el proceso de las letras y la cultura en Cuba, así como el primer intento de bibliografía nacional al publicar en tres tomos "Apuntes para la historia de las letras y de la instrucción pública de la Isla de Cuba".

Antonio Bachiller y Morales sufrió represalias y vejaciones del gobierno español, por lo que se vio obligado a marchar al extranjero. A su regreso fue miembro de importantes instituciones nacionales y extranjeras, y desarrolló una intensa labor periodística y literaria.

Su tío Dr. Rafael Bachiller y Mena, fue oidor de la Audiencia de Guadalajara en México y autor de una instrucción publicada en las memorias de la Real Sociedad Económica de La Habana

Otros de sus familiares destacados fueron el Dr. Rafael del Castillo y Sucre, orador, José del Castillo, redactor del Patriota Americano (periódico que fuera elogiado por Alejandro de Humboldt), Andrés de Arango, José de Arango y Anastasio Carrillo Arango, de renombre por sus escritos y patriotismo, así como su nieto, el Dr. Raimundo de Castro y Bachiller, quien fuera profesor titular de Medicina Legal de la Universidad de La Habana, presidente de la sección de Literatura, Historia y Bellas Artes de la Sociedad Económica de Amigos del País y secretario de la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana, en 1942.
Estudios

Cursó estudios en el Seminario San Carlos, y a partir de 1928 estudió Lógica, Metafísica y Moral, en la real y pontificia Universidad de La Habana, donde obtuvo el título de bachiller en Leyes en 1832. Dos años más tarde se graduó de bachiller en Cánones, y en 1837 se licenció en Derecho Canónico. Al siguiente año alcanzó el título de abogado en Puerto Príncipe, actual ciudad de Camagüey, ante el tribunal habilitado en la audiencia de esa localidad.

Laborioso y erudito publicista cubano, se destacó por sus aportes en la investigación de aspectos de la historia de la América anterior al descubrimiento, como se refleja en sus obras Antigüedades Americanas y Cuba Primitiva. Prestó también importantes servicios a la docencia universitaria y a la Filosofía.

Liberal en política y partidario de la unidad moral de las razas, Bachiller y Morales tuvo que emigrar con su familia a Estados Unidos a raíz de los Sucesos del Teatro Villanueva y del Café del Louvre, por haber resultado sospechoso a las autoridades españolas. Desde ese país, donde permaneció entre 1869 y 1878, escribió cartas al Periódico mexicano El Siglo XIX, en las cuales relataba aspectos de la Guerra de los Diez Años.

Falleció en La Habana. A su muerte, Martí lo calificó de: "americano apasionado, cronista ejemplar, filólogo experto, arqueólogo famoso, filósofo asiduo, maestro amable, abogado justo, literato diligente y orgullo de Cuba"

Su obra: Apuntes para la historia de las Letras y de la instrucción Pública en la Isla de Cuba, publicada entre 1859 y 1861 resulta una de las contribuciones más importantes al estudio de la bibliografía hispanoamericana y al análisis de los progresos alcanzados por la civilización en Cuba. Realizó también relevantes aportes con sus escritos de carácter socioeconómico referidos a la trata, al libre comercio y a los problemas de la agricultura en la Isla.

Sus trabajos aparecieron en casi todas las publicaciones de Cuba, en aquella etapa, así como en las de Estados Unidos, durante los años que residió en ese país (1869-1878); entre ellas se destaca un notable artículo tituladoCuba, el cual fuera redactado para la enciclopedia americana Appleton.

Principales condecoraciones otorgadas
Durante su vida recibió numerosas distinciones científicas, entre las que se destacaron el haber sido nominado en dos ocasiones como socio de mérito de la Sociedad Económica de Amigos del País, así como socio de honor, posteriormente. En 1845 fue designado socio correspondiente de la Academia de Anticuarios del Norte de Europa, y fue también socio de mérito de la Sociedad de Antropología de Cuba.

Entre los cargos que ocupó a lo largo de su vida se encuentran: secretario de la sección de educación de la Sociedad Económica de Amigos del País, en 1838, así como presidente de la Sociedad Antropológica de La Habana y director de la Cátedra de Economía Política, de la referida Sociedad Económica, en 1841.

Fue miembro de prestigiosas instituciones científicas como la Sociedad Arqueológica de Madrid, la Sociedad de Historia de Nueva York , la Sociedad Económica de Puerto Rico y la Sociedad Arqueológica Matritense. Ejerció la docencia como catedrático de Religión y Derecho Natural en el Seminario de San Carlos, desde 1836. Fue catedrático de Economía política del Instituto de Segunda Enseñaza de La Habana, a partir de 1863, donde llegó a ser director, en 1868. Fue también decano de la Facultad de Filosofía de la Universidad de La Habana.

Con estas palabras José Martí trazó una semblanza de Antonio Bachiller y Morales, a raíz de la muerte de este intelectual cubano. Aparecieron el 24 de enero de 1889 en El Avisador Hispanoamericano, publicación con la que Martí colaboró durante su largo exilio.

Para quienes dentro y fuera de la isla ansiaban el momento de reiniciar la gesta independentista, el juicio del Apóstol caló hondo, en tanto resaltaba el valor de un hombre que había trabajado por la cultura de una Patria que transitaba de la posibilidad a la certeza. Y aún con mayor hondura llegó la siguiente consideración martiana: "(...) más que por aquella laboriosidad pasmosa, clave y auxiliar de todas sus demás virtudes; más que por aquellos anaqueles de saber que hacían de su mente capaz, como una biblioteca alejandrina (...), fue Bachiller notable porque cuando pudo abandonar a su país o seguirlo en la crisis a que le tenían mal preparado su carácter pacífico, su filosofía generosa, su complacencia en las dignidades, su desconfianza en la empresa, sus hábitos de rico, dejó su casa de mármol con sus fuentes y sus flores, y sus libros, y sin más caudal que su mujer, se vino a vivir con el honor, donde las miradas no saludan, y el sol no calienta a los viejos, y cae la nieve".

Se refería de tal modo a la actitud ética de un hombre compelido a abandonar su tierra y refugiarse en Estados Unidos poco después de los horrendos sucesos del teatro Villanueva en 1869. Bachiller distaba de ser un hombre de acción. Su personalidad intelectual encajaba en la figura del erudito comprometido exclusivamente con la preservación y acumulación del saber. Nacido el 7 de junio de 1812, Antonio Bachiller y Morales pertenecía a una familia de holgados recursos, asentada en el orden colonial. En correspondencia con su origen social, estudió en el Seminario de San Carlos, se dedicó a la docencia, se vinculó a la Sociedad Económica de Amigos del País y llegó a ser elegido concejal de la administración habanera.

Pero espantado por la violencia desatada por las autoridades colonialistas contra la insurgencia mambisa y sus simpatizantes, firmó un documento en el que proponía una salida autonómica a la situación. Y esto no fue perdonado por la gobernación metropolitana.

A Bachiller se le considera el padre de la bibliografía cubana. Registró y ordenó desde sus orígenes hasta la medianía del siglo XIX los libros e impresos publicados en la isla. Salvó y ordenó las actas capitulares del Cabildo habanero. Sus intereses enciclopédicos lo animaron a abordar los más disímiles aspectos de la vida social, económica y cultural de Cuba.

Acertado resulta entonces que cada 7 de junio, en honor a él, se celebre el Día del Bibliotecario Cubano y se reconozca a todos los que contribuyen a conservar, investigar o promover la memoria de una identidad resistente y en continua evolución, imprescindible para ser y actuar en favor de las conquistas de la Patria.