José
Miró
Argenter

José Miró Argenter
Nacimiento:  
4
/
3
/
1851
Fallecimiento:  
2
/
5
/
1925

General de división del Ejército Libertador, cronista histórico y periodista. Miembro del Estado Mayor del Mayor General Antonio Maceo, participa junto a él en la invasión. Escribe la ya antológica obra Crónicas de la Guerra, un testimonio de su participación en la Guerra del 95.

Nace en Sitges, Cataluña, España, el 4 de marzo de 1851. Cursa estudios de bachillerato en Barcelona, donde se gradúa en 1869. Posteriormente estudia dos años de Medicina. Como miembro del ejército carlista en España, alcanza el grado de teniente y de jefe de compañía.

Llega a Cuba en 1874 y se radica en La Habana. Dos años después se traslada a Santiago de Cuba, donde conoce al mayor general Antonio Maceo en el almuerzo de despedida que se le ofreciera el 8 de mayo de 1878 antes de abandonar la Isla, después de concluida su participación en la Guerra del 68.

Después del Pacto del Zanjón dirige el periódico “La Doctrina”, de orientación autonomista. Funda y dirige en la ciudad de Manzanillo el periódico “El Liberal” y por la virulencia de sus artículos sufre prisión en Santiago de Cuba.

Colabora con el fallido proyecto de reinicio de la contienda que organizan Máximo Gómez y Antonio Maceo en la provincia de Oriente. Se dedica durante varios años al ejercicio del periodismo y cronista histórico. Dirige en Manzanillo el periódico La Democracia (1898) y en San Luis trabaja como redactor de El Cubano Libre.

En 1905 se hizo cargo en La Habana de la publicación Vida Militar y colabora en El Fígaro, entre 1902 y 1918, así como en el Diario de la Marina.

El mejor fruto de su quehacer intelectual es la obra testimonial Crónicas de la guerra -publicada por primera vez en 1909 y con varias reediciones a lo largo del siglo XX-; una prolija relación de acciones militares y de sus experiencias personales, que escribió entre 1899 y 1909. Crónicas de la guerra constituye uno de los más valiosos e informativos diarios de la llamada literatura de campaña de Cuba, que narra y describe la acción invasora desde octubre de 1895 a enero de 1896 y la campaña en el occidente cubano del general Maceo, además de ofrecer una de las versiones más completas, a la vez que polémicas, sobre la caída en combate del Titán de Bronce.

En sus páginas Miró Argenter consagra para la historia nacional la figura del bravo luchador oriental, contribuyendo a la construcción de la imagen de Maceo consagrada por la tradición. La obra es de lectura obligada para los interesados en el estudio de las guerras de independencia cubanas.

En la Guerra del 95 se levanta en armas el 22 de febrero de 1895 con Bartolomé Masó, en Manzanillo, al frente de un contingente de patriotas. El 14 de abril de 1895 se bate con una columna española en Ciego La Rioja, Marcano y Ojo de Aguas, ya con el grado de coronel.

Después del desembarco en Cuba, por la provincia de Oriente, del mayor general Antonio Maceo el 1 de abril de 1895, éste le ratifica el grado militar y lo incorpora a su estado mayor.

Se destaca en el combate de Peralejo el 13 de julio de 1895. Se le designa como jefe de estado mayor de la columna invasora, con la cual parte el 22 de octubre de 1895 desde Baraguá. Permanece junto a Maceo durante toda la invasión y en la campaña de occidente. Se destaca en el combate de Iguará, en Sancti Spíritus, el 13 de diciembre de 1895; en Pinar del Río participa, entre otros, en los batallas de La Lechuza, Cacarajícara, Rubí y Bejerano (Gobernadora). Escolta a Maceo en el cruce por el mar de la trocha de Mariel a Majana, en la noche del 4 de diciembre de 1896. Tres días más tarde resulta herido, en San Pedro, donde pierde la vida el Titán de Bronce.

Por su comportamiento en el combate de Mal Tiempo, el 15 de diciembre de 1895, había sido propuesto para el grado de general de división; pero no es hasta el final de la guerra que el Consejo de Gobierno se lo otorga, con antigüedad.

Apesadumbrado por la pérdida de Maceo, marcha a Camagüey, para continuar posteriormente hasta Manzanillo, donde muestra poca actividad durante el resto de la guerra. Concluida esta, el 23 de enero de 1899 lo nombran inspector del Departamento Oriental. También se desempeña como secretario de la Junta Liquidadora del Ejército Libertador.

Durante los primeros años de la República de Cuba se encarga del archivo del Ejército Libertador.

Fallece en La Habana el 2 de mayo de 1925.