Moisés Simons Rodríguez

Moisés Simons Rodríguez
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Elmaniseroseva.blogspot
Moisés Simons
Nacimiento:  
24
/
8
/
1889
Fallecimiento:  
28
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6
/
1945

Compositor, pianista y director de orquesta. Autor de El manisero, unos de los éxitos mundiales de la música popular cubana.

Moisés Simons (cuyo primer apellido en realidad era Simón) nació en 1888 en La Habana. Con sólo cinco años de edad comenzó el aprendizaje de la música con su padre, el profesor de piano Leandro Simón Guergué, maestro, entre otros, de Eliseo Grenet. También recibió lecciones de José Mauri, Ignacio Tellería y Fernando Pellicer.

De niño se desempeñó como organista de la iglesia del barrio de Jesús María y, posteriormente, fue maestro de capilla en la de Nuestra Señora del Pilar.

A los quince años dirigía la orquesta de la compañía infantil administrada por el actor Alberto “Chicharito” Garrido, que amenizaba espectáculos de variedades en teatros capitalinos. Más tarde dirigió la agrupación musical del parque de diversiones Tivolí, en Palatino, e ingresó en la compañía de zarzuelas españolas del Teatro Irijoa (luego nombrado Martí).

Desde 1909 comenzó a escribir artículos para el diario La Lucha. Antes se había iniciado en la composición musical, con obras de carácter religioso.

En 1912 creó su primera pieza teatral, la opereta Deuda de amor (con libreto de Fermín Samper), que estrenó en 1913 la compañía de la vedette mexicana Esperanza Iris en el habanero teatro Albisu. Después presentaría otras operetas, revistas y zarzuelas en los teatros Martí y Payret.

A principios de la década de 1920, Simons dirigió la orquesta del hotel Plaza, al frente de la cual realizó algunas grabaciones acústicas.
Fue director técnico de la Sociedad de Conciertos Típicos Cubanos, y el primer director de orquesta que incorporó el ritmo de danzón a los conjuntos de jazz band.

En 1928 compuso el son pregón El manisero, que dedicó a la cantante y actriz Rita Montaner. Según Eduardo Robreño, Simons estaba, una noche, en el café situado en la habanera esquina de las calles San José y Amistad, cuando “le vino una inspiración”, probablemente motivada por el paso de un “chinito” vendedor de maní tostado, de los muchos que poblaban La Habana de aquellos años. En una servilleta escribió un esbozo de lo que llegaría a ser su obra más popular, y una de las piezas cubanas más conocidas internacionalmente. La canción El manisero fue incluida originalmente en una revista estrenada en el teatro Molino Rojo.

Moisés Simons escribió incesantemente partituras para revistas y otros espectáculos musicales que presentaban los teatros habaneros a finales de la década de 1920, pues aún la radiodifusión no había obtenido la preeminencia que alcanzaría después en la transmisión de la música popular.

A propósito de su producción de esos años, observa Cristóbal Díaz Ayala -en su Discografía de la música cubana- que, como la música de revistas tiene que ser variada, Simons se acostumbró a componer y a manejar distintos géneros de la música cubana, desde motivos “afros” como el de Lamento negroide hasta canciones como Serenata cubana.

Otras composiciones suyas de esa década ganaron el favor popular. Así, la canción Palmira dejó palabras y expresiones de uso popular frecuente como “tener billí-billó”, con la que se califica a una mujer de inigualable sensualidad.

En 1929, invitado por la editorial Edward B. Marks, Simons viajó a Nueva York. En aquella urbe, según su propio decir, El manisero era “una epidemia musical” y a él lo llamaban “Mr. Peanut”, pues, con letra de Marion Sunshine, en los Estados Unidos se había grabado la pieza como The peanut vendor. La orquesta de Don Aspiazu, con Antonio Machín como intérprete, la había popularizado en el país.

En 1928, la grabación discográfica de Rita Montaner para la firma Columbia había contribuido decisivamente a la popularidad de este pregón más allá de la geografía nacional, sobre todo en los países latinos.

Simons marchó a España a finales de 1930, y en el madrileño teatro Calderón estrenó, al año siguiente, la comedia lírica La niña Mersé, con libreto de Antonio Asenjo y Ángel Torres del Álamo.

Más tarde se trasladó a París, donde comprobó que El manisero también se había convertido en un éxito. Tras la actuación de Rita Montaner en el teatro Palace, en 1929, muchos intérpretes latinos habían incluido el pregón en sus repertorios. El Manisero llegó al cine, cantado por vez primera en la película The cuban love song. Lo grabó, entre otros muchos, el tenor italiano Tito Schipa en 1933.

Radicado en la capital francesa, Simons logró un éxito que lo situó entre los autores favoritos de la música popular en Europa con la opereta Toi c’est moi -cuyo libreto era de Henri Duvernois-, estrenada en 1934 en el Teatro de los Bufos Parisienses, donde permaneció en cartelera durante un año, con Simone Simon en el papel protagónico.

A partir de entonces las canciones de Simons fueron incorporadas a los repertorios de artistas de la talla de Georges Thill, Raquel Meller, Jean Sablon, Mistinguette y Tino Rossi, entre otros famosos intérpretes. Alejo Carpentier le dedicó varias crónicas, entre ellas “El piano Luis XV de Josephine Baker”, en la cual narraba la relación artística de la famosa vedette con el compositor cubano.

En 1936 Simons estrenó en el teatro París la opereta Le chant des Tropiques, con libreto de Chamfleury, a la cual pertenecían números como Coro del esclavo y Cubanacán, que fue grabado y difundido en muchos países, con otros números de su autoría, por la orquesta Lecuona Cuban Boys, de Armando Oréfiche.

En 1938 realizó en París cuatro grabaciones, interpretando al piano obras suyas con la orquesta de Antonio Machín: Priquitín pin pón, Con picante y sin picante, A gozar y Cachumbambé.

Mientras preparaba la música de una nueva opereta estalló la Segunda Guerra Mundial. Tras la invasión alemana a Francia, Simons regresó a Cuba, en 1942. Los nazis intervinieron sus derechos de autor, y recibió amenazas a causa del presunto origen hebreo de su apellido.

Llegó a Cuba enfermo y en difícil situación económica, pero dispuesto a emprender nuevos rumbos. Presentó en el teatro América un espectáculo con Margot Alvariño, conocida entonces como “la reina del pregón”.

El 22 de febrero de 1943, la Corporación Nacional del Turismo organizó un gran homenaje en el Auditorium para conferir Medallas de Honor a Moisés Simons, Eliseo Grenet y Ernesto Lecuona, por haber popularizado en el extranjero sus creaciones musicales, de profundo carácter cubano, y haber contribuido con ello a engrandecer el prestigio artístico del país y a promover el turismo.

Pero las pocas ofertas de trabajo que Simons recibió en La Habana, y la difícil situación económica que imperaba en la Isla, lo decidieron a retornar a Europa. Imposibilitado de volver a París, ocupado por tropas nazis, su nuevo destino sería España.

En Madrid fue contratado para musicalizar la película Bambú, protagonizada por Imperio Argentina y dirigida por José Luis Sáenz de Heredia. Para la vedette española Celia Gámez escribió Hoy como ayer. Más tarde estrenó en la capital española y en Barcelona exitosas versiones en español de Toi c’est moi.

Al fallecer en Madrid, en 1945, tenía cincuenta y seis años de edad y legaba a la música cubana unas cuarenta operetas y más de cien partituras de diferentes géneros. En la revista habanera Carteles del 8 de julio de 1945, opinó Alejo Carpentier que con Moisés Simons perdía Cuba uno de sus mejores autores de música ligera, aunque dejaba muchas páginas que habrían de figurar, por siempre, en las recopilaciones antológicas de la música popular.
Moisés Simons musicalizó en Francia los filmes Toi c’est moi (1936, dir. René Guissart) y Lumières de Paris (1937, dir. Richard Portier).

Obras musicales suyas aparecieron en los largometrajes norteamericanos The cuban love song (1931, dir. W.S. Van Dyke), I like your nerve (1931, dir. William C. McGann), Bosko’s knight-mare (1933, dir. Hugh Harman), The big idea (1934, dir. William Beaudine), Twenty million sweethearts (1934, dir. Ray Enright), Here comes the band (1935, dir. Paul Sloane), y Only angels have wings (1939, dir. Howard Hawks).

En la cinematografía cubana su música se escucha en Sucedió en La Habana (1938) y El romance del Palmar (1938), de Ramón Peón García.

Entre otras obras escénicas de su autoría figuraron El pescador de coral (libreto: Jacinto Capella), El diamante verde (libreto: Pepe Moncayo), La cueva de los mochuelos (libreto: Gómez Navarro) La consigna (libreto: Gonzalo G. de Mello) y La feminista (libreto: Jesús J. López).

Moisés Simons legó al repertorio musical cubano composiciones de acentuado carácter popular, algunas de ellas verdaderas estampas de la vida urbana de la época: Chivo que rompe tambó, La trompetilla, Patica y mondonguito, Con picante y sin picante, ¿Qué es el danzón?, Vacúnala, Rumba guajira y Palmira, muchas popularizadas por Rita Montaner. Una de sus composiciones más difundidas es la “canción melódica” Marta.

Al fallecer en Madrid, tenía cincuenta y seis años de edad y legaba a la música cubana unas cuarenta operetas y más de cien partituras de diferentes géneros. En la edición de la revista habanera Carteles del 8 de julio de 1945, opinó Alejo Carpentier: “Con Moisés Simons pierde nuestra patria uno de sus mejores autores de música ligera. Pero nos deja, para perpetuar su memoria, muchas páginas que habrán de figurar, por siempre, en las recopilaciones antológicas de la música popular de Cuba”.

Fuente: EnCaribe.org


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