José Miguel
Miyar
Barruecos

José M. Miyar
Foto
Universidad de La Habana
Chomy
Nacimiento:  
3
/
8
/
1932
Fallecimiento:  
20
/
1
/
2023

Político e investigador cubano. Doctor Honoris Causa en Ciencias Biológicas, Profesor de Mérito de la Facultad de Medicina "Victoria de Girón" y de la Universidad de La Habana. Se desempeño en el cargo de Secretario del Consejo de Estado de la República de Cuba entre 1980 y el 2009. Posteriormente fue Ministro de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente entre el 2009 y marzo de 2012.

Nació en Siboney, Santiago de Cuba, Cuba. Formó parte del Ejército Rebelde. Integró la Comisión para el Establecimiento del Servicio Médico Rural en Cuba, del que posteriormente fue su director.

Prestó servicios médicos en la zona de Imías, participó en Playa Girón. Ocupó diferentes responsabilidades en el sector de la salud, la docencia y la producción. En 1976 pasó a ser jefe de las oficinas de la presidencia del Consejo de Estado y fue elegido diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular.

Fue miembro del Comité Central del Partido Comunista de Cuba hasta junio de 2013. Se le asignaron responsabilidades relacionadas con el desarrollo de la biotecnología, la creación y el funcionamiento de la Escuela Latinoamericana de Ciencias Médicas y la Internacional de Educación Física y Deportes. Profesor de Mérito de la Facultad de Medicina Victoria de Girón. Es Diputado por el municipio Diez de Octubre.

La «época de Chomy» en la Universidad de La Habana fue decisiva en la concreción de la revolución profunda en la educación superior que demandaban los tiempos. Pero Miyar Barrueco nunca dejó la Universidad; desde su accionar en la dirección del país y por voluntad personal estuvo íntimamente enlazado con los derroteros de la UH y del resto de las instituciones universitarias de la Isla. Rector de rectores, supo, con enorme brillantez y eficacia, interpretar a cabalidad las ideas de Fidel sobre la universidad en la Cuba revolucionaria y socialista. Su obra trasciende los muros de la Universidad de La Habana e impacta el quehacer de todas estas décadas de cambios trascendentales.

El 15 de noviembre de 2007 en el Aula Magna de su Universidad fue investido como Doctor Honoris Causa.

Reconocimientos y condecoraciones
El 14 de junio de 2018 fue nominado como miembro de Honor de la Academia de Ciencias de Cuba

El doctor José Miguel Miyar atesora una vida de activa
y consciente entrega a la Revolución. Siendo aún estudiante
de la Carrera de Medicina, de esta Universidad de La Haba-
na, participó en movilizaciones y protestas estudiantiles. Se
incorporó al Movimiento 26 de Julio y participó en la Huelga
del 9 de abril. Transportó y guardó armamento después del
alzamiento de Cienfuegos. Colaboró con la incorporación a la
sierra Maestra de médicos revolucionarios, enviados por el
Movimiento 26 de Julio y en diciembre de 1958 se incorporó a
las filas del Ejército Rebelde.

Luego del triunfo del 1ro de enero tuvo un destacado protagonismo en la creación del servicio Médico social rural,
que posibilitó la presencia permanente de médicos en las
áreas del país que nunca tuvieron estos servicios y que constituyó un hecho sin precedentes en el continente americano.

Trabajó como médico rural en Imías y Cajobabo y en el área
montañosa de la sierra, Sagua Baracoa. En esta etapa participó en operaciones militares en la zona de Baracoa en el
enfrentamiento al primer desembarco contrarrevolucionario
procedente de la Florida, así como en las acciones frente al
alzamiento de un grupo contrarrevolucionario de la zona de
Imías.

En el año 1960 fue designado director nacional del
Servicio Médico Social Rural, responsabilidad de la que habla
con orgullo y que lo marcó para toda la vida, incluso, con su vestimenta habitual del honroso uniforme de tela
de kaki gris de este contingente médico.

En 1961 participó en la organización de la Campaña Nacional de Alfabetización, heroica epopeya educacional que
eliminó el analfabetismo en toda Cuba en menos de un año
y que todavía hoy es un hermoso paradigma para muchos
pueblos del mundo.

Cumplió importantes misiones en los escenarios de combate en ocasión del desembarco mercenario de Playa Girón
y en la búsqueda y captura de los enemigos remanentes en
esa zona.

En 1963 fue nombrado viceministro de Asistencia
Médica y cumplió funciones de viceministro primero del
MINSAP. Trabajó en la organización y selección de las primeras brigadas médicas que fueron a realizar una colaboración
permanente en Argelia y otros países de África. Se destaca
en esta etapa su participación en la instrumentación de las
profundas transformaciones, derivadas de las concepciones
del Comandante en Jefe, sobre la formación masiva de médicos y estomatólogos y la cobertura nacional del sistema de
Salud, sustentadas en la práctica social y revolucionaria, en
contraposición a las formas tradicionales y reaccionarias del
ejercicio privado de la medicina.

En 1966 fue nombrado rector de la Universidad de La
Habana. Por su trayectoria estudiantil, por su vocación universitaria, por el reconocimiento a la enorme carga histórica
de esta Colina y su trascendencia en la vida social, política y
cultural del país, es obvio que este fue un momento muy especial en la vida de un hombre como el Dr. Miyar; pero quisiera
enfatizar que también fue un momento muy especial y significativo para esta institución.

Como rector desempeñó un papel crucial en los revolucionarios cambios que se produjeron, y que respondían a las
ideas impulsadas directamente por el Comandante en Jefe,
acerca de la función social de la Universidad en la batalla
histórica de la revolución.

Inobjetablemente, fue una etapa fecunda, con un ritmo
acelerado, en la que se construyó la universidad socialista: la
investigación científica comenzó a ser consustancial con nuestro encargo social; se diseñaron y pusieron en funcionamiento
los cursos vespertinos/nocturnos, que permitieron el acceso
masivo de los trabajadores a las carreras universitarias; se
implementó el sistema de estudio y trabajo, basado en las
concepciones martianas y fidelistas sobre la educación de los
jóvenes; se fundaron varios e importantes centros universitarios de investigación que respondían por tareas y resultados
de primer orden para el desarrollo; se organizaron las sedes
universitarias de Pinar del Río, Matanzas e Isla de la Juventud,
que constituyeron las simientes de relevantes centros; se produjo la participación de estudiantes, profesores y cuadros en
los grandes programas del país; y se constituyó el Partido en
la Universidad, como organización de vanguardia que aglutinaba a los compañeros de mayores méritos.

Si algo caracterizaba esos tiempos era el hecho de que,
casi a diario, teníamos noticias sobre algún proyecto o alguna nueva decisión que auguraba mucho más trabajo y a la
vez, mucha más satisfacción por la posibilidad de contribuir
al mejoramiento de la sociedad cubana; desde la creación de
brigadas para promover el arte y la cultura en zonas rurales,
el proyecto de un Jardín Botánico Nacional con más de 600
hectáreas de extensión, hasta un centro para producir una
computadora cubana y otro que investigaría sobre el cultivo
artificial de los camarones. Cabría mencionar muchos otros
ejemplos y actividades, pero resultaría demasiado extenso
porque, ciertamente, no exageré ni un ápice cuando dije que
estas decisiones nos llegaban casi a diario.

Aún hoy, y desde hace ya mucho tiempo, y más allá del
cariño y el reconocimiento a sus valores humanos, en la Universidad se habla de la «época de Chomy» como un referente
a la creatividad, al desarrollo, a la concreción y puesta en
práctica de ideas que, de una u otra forma, nos involucraban
a todos en el encuentro de un nuevo quehacer universitario,
que producía un cambio cualitativo esencial en nuestras vi-
das y en la vida de la institución.

Si nos detenemos a analizar la actual investigación científica universitaria, en la que se destaca el aporte estudiantil, la creciente sinergia entre posgrado e investigación, la
unidad entre docencia e investigación y el incremento del
impacto de los resultados –lo que nos indica que las universidades se han convertido en centros de investigaciones– y por otra parte, comprobamos que el proceso de universalización de la educación superior ha permitido que la universidad esté presente en todos los municipios del país, con niveles de masividad nunca antes alcanzados, es obligado reconocer la relación causal con aquellos antecedentes.

Poner en práctica las ideas de un genio es una tarea muy
relevante y difícil, pero si ese genio es Fidel Castro el hecho
alcanza dimensiones enormes; y digo esto con el mayor y
más íntimo respeto a la proverbial modestia y absoluta ausencia de vanidad del Dr. Miyar.

En lo personal, quisiera decirles que la primera vez que
vi al Dr. Miyar fue en una tarde, casi de noche, en que siendo aún estudiante de la Carrera de Ciencias Biológicas me
encontraba en una clase en el edificio Felipe Poey y al oír la
noticia de que el Comandante en Jefe estaba en la Colina,
todos bajamos a la Plaza Cadenas a saludarlo y escucharlo.
Allí, en esa ocasión, el Comandante nos dijo: ¿y ustedes no
conocen a Chomy?, y en ese momento nos presentó a nuestro nuevo rector.

En el año 1972 pasó a dirigir programas priorizados de la
agricultura, labores que realizó hasta 1976 en que fue nombrado jefe de las oficinas del presidente del Consejo de Estado. En ese propio año fue elegido diputado a la Asamblea Nacional. Mantiene la condición de miembro del Comité Central
del Partido desde su segundo congreso. En enero de 1980
fue designado miembro y secretario del Consejo de Estado,
desde esta alta responsabilidad estatal ha cumplido innumerables tareas de primerísima importancia, entre las
que se destaca que formó parte de las delegaciones oficiales
presididas por el Comandante en Jefe en decenas de misio-
nes internacionales, en reuniones en las Naciones Unidas,
reuniones cumbres del Movimiento de Países No Alineados
y otras.

El Dr. Miyar ha sido un elemento impulsor y coordinador
clave en el desarrollo de la biotecnología en Cuba e igualmente le fue asignada la atención de la Escuela Latinoamericana de Medicina y la Escuela Internacional de Educación
Física y Deportes.

La biotecnología cubana exhibe hoy logros indiscutibles y un
avance sostenido, a tono con la idea expresada por el Comandante en Jefe, el 10 de febrero de 1993, en el acto de inauguración del Centro de Biofísica Médica, en Santiago de Cuba, al afirmar que nuestro lugar en el mundo depende del desarrollo de las producciones de la inteligencia, las que se derivan del esfuerzo que hacemos en las investigaciones y en los productos de las investigaciones.

Los productos de la biotecnología tienen un impacto real
en la salud. De las trece vacunas con las que se protege toda
nuestra población infantil –con lo que se ha logrado la erradicación de nueve enfermedades y la reducción notable de
otras–, ocho antígenos se producen en Cuba. Ejemplos de esto
han sido el control de la epidemia de meningitis meningocóccica y la casi desaparición de la hepatitis B. Las instituciones del sector biotecnológico suministran al MINSAP 165 medicamentos, vacunas y otros insumos.

Igualmente, se han obtenido resultados vinculados a la
producción de alimentos, como son la vacuna contra la peste
porcina clásica, la vacuna contra la garrapata del ganado y el
estimulador de crecimiento para la acuicultura. En la producción vegetal podemos destacar que se generaliza el control
de nemátodos en las casas de cultivo con el Bionematicida
«Hebernem» y se registró, por primera vez en el mundo, un anticuerpo producido en plantas para la autoinmunopurificación
de la vacuna cubana contra la hepatitis B.

Llamo la atención sobre la amplitud y diversidad de este
sector, constituido por 25 instituciones científicas pertenecientes a varios organismos estatales, 58 plantas de producción, 8 empresas comerciales en Cuba, 8 oficinas de representación en el exterior, 14 asociaciones económicas en operación en el exterior, 5 plantas de producción en el exterior, 9 300 trabajadores, de los cuales 4 200 son graduados
universitarios, 181 objetos de invención patentados y 1 554
patentes depositadas en el exterior, 32 productos registrados, así como más de 40 equipos y sistemas de diagnóstico
y 66 medicamentos genéricos de avanzada.
En su multifacética actividad como gestor y promotor de
desarrollo, el dr. Miyar ha participado, atendido y colabora-
do, en estos últimos años, en diversos programas de salud,
incluida la docencia de pre- y posgrado, las investigaciones
científicas en patologías de alto impacto y, en general, en la
aplicación de la ciencia y la tecnología como parte integral
del gran sistema de los servicios de salud del país.

Su atención a universidades y centros de la educación superior ha sido y es una constante en su accionar, muy especialmente en lo concerniente a la Universidad de La Habana.


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