Fernando
Figueredo
Socarrás

Fernando Figueredo Socarrás
Nacimiento:  
9
/
2
/
1846
Fallecimiento:  
13
/
4
/
1929

Destacado intelectual y combatiente revolucionario cubano del siglo XIX. Participó en la Guerra de los Diez Años. Fue secretario personal de importantes líderes revolucionarios; entre ellos, de Antonio Maceo. Testigo excepcional de la famosa Protesta de Baraguá, dejó un libro con un relato original de ese suceso.

Nació en Puerto Príncipe, hoy ciudad de Camagüey. No obstante, se educó en la ciudad natal de sus padres, Bayamo. Después realizó estudios superiores universitarios, graduándose como ingeniero. Fue uno de los conspiradores iniciales que desde la cuidad de Bayamo, en el oriente de Cuba, participó activamente en la gestación de la Revolución de 1868, también conocida como la Guerra de 1868 o la Guerra de los Diez Años.

Se alzó en los primeros días del estallido revolucionario, el 18 de octubre de 1868. Su incorporación a la lucha sucedió estando en la emblemática ciudad de Bayamo, cuando las tropas mambisas la asaltaron y tomaron esa urbe, convirtiéndola de hecho en la primera capital de la naciente revolución cubana. Rápidamente le fueron asignados importantes misiones y compromisos. Dentro de los cargos y responsabilidades que tuvo se destacó el hecho de haber sido secretario personal de Carlos Manuel de Céspedes del Castillo, Padre de la Patria y primer presidente de la República de Cuba en Armas desde la Asamblea de Guáimaro en abril de 1869. Posteriormente llegó a ser jefe de los ayudantes del presidente Céspedes.

En el último trimestre de 1873, al ser depuesto Céspedes en Bijagual de Jiguaní, el general Calixto García lo nombró jefe de Estado Mayor bajo las órdenes del también general Manuel de Jesús (Titá) Calvar. Para esta fecha ya ostentaba el grado de teniente coronel. Fue herido en la acción de Veguita, cerca de la ciudad de Bayamo, en noviembre de ese año.

Se opuso firmemente a la conocida sedición de Lagunas de Varona, en abril de 1875, liderada por el general Vicente García. A partir de junio de 1875 se desempeñó como secretario de Exterior del presidente interino Juan Bautista Spotorno. En marzo de 1876 fue electo miembro de la Cámara de Representantes por la zona oriental del país.

Sin embargo, Figueredo es más reconocido en la historia de Cuba por haber sido ayudante personal del mayor General Antonio Maceo y uno de sus hombres de confianza en los últimos años de la gesta; además, por ser también testigo excepcional de un de los grandes acontecimientos de esa revolución: la Protesta de Baraguá, acaecida un 15 de marzo de 1878. Ese mismo día, en la noche, se le encomendó, junto a otros dos mambises, la redacción de la conocida constitución provisional de Baraguá. Al concluir las deliberaciones para conformar un nuevo gobierno revolucionario fue designado secretario del Gobierno Provisional.

Figueredo Socarrás plasmó sus testimonios y experiencias de esta etapa revolucionaria en una de las obras más relevantes de la literatura de campaña de aquella heroica gesta, La Revolución de Yara, texto imprescindible para conocer los principales hechos y problemáticas de la Revolución del 68. En esa contienda, Fernando Figueredo alcanzó grados militares de coronel.

En mayo de 1878 concluyó su participación en la guerra al deponer sus armas y salir de Cuba el día 29 rumbo a República Dominicana. En 1881 se trasladó a Cayo Hueso, en la Florida, Estados Unidos. Allí permaneció durante varios años hasta finalizar la segunda guerra independentista cubana en 1898. De su estancia en el Cayo es preciso recordar la serie de conferencias que impartió entre 1885 y 1888 sobre la Guerra de los Diez Años, que posteriormente conformaron los textos de su libro ya citado. A partir de 1891 ofreció a José Martí todo su apoyo para la gestación de la venidera etapa de lucha.

Durante la Revolución de 1895 o Guerra de Independencia permaneció en la emigración revolucionaria cubana en Estados Unidos, ocupando el cargo de delegado del Partido Revolucionario Cubano en la pequeña cuidad de Tampa, Florida; también el primer Consejo de Gobierno lo eligió agente general de la República en Armas en ese Estado norteamericano. Desde allí brindó todo su sostén y colaboración a la nueva causa. Una vez finalizada la contienda regresó a Cuba tras 20 años de ausencia.

En enero de 1899 ocupó el cargo de segundo jefe de la aduana de la ciudad de Cienfuegos. Meses después, el gobierno de la primera ocupación militar de Estados Unidos en Cuba lo nombró subsecretario de Gobernación. Finalmente publicó por primera vez en 1902 su obra ya mencionada.

En los inicios de la república fue director general de Comunicaciones (1902) e Interventor General de la República (1904).

Durante la segunda ocupación militar de Estados Unidos en Cuba en 1906 fue el Tesorero General de la República. En este cargo se mantuvo por 12 años. En 1912 asumió la presidencia de la Academia de la Historia de Cuba, desde la cual continuó su labor intelectual. A los 80 años, ya delicado de salud, escribió Elogio a José Miró Argenter, que no pudo leer personalmente en la Academia de la Historia.

Falleció en la capital del país el 13 de abril de 1929, aunque algunos historiadores ubican su muerte el 13 de agosto 1929.

Bibliografía activa

La Revolución de Yara 1868-1878, M. Pulido y Compañía, La Habana, 1902.

La toma de Bayazo. San Antonio de los Baños, 1913.

Elogio a José Miró Argenter, La Habana, 1926.

Bibliografía pasiva

Colectivo de autores: Diccionario enciclopédico de historia militar de Cuba, t. I, Editorial Verde Olivo, La Habana, 2001.

Instituto de Historia de Cuba: Historia de Cuba. Las luchas por la independencia nacional y las transformaciones estructurales. 1868-1898, Editora Política, La Habana, 1996.

Izquierdo Canosa, Raúl: Días de la Guerra. Cronología de los principales acontecimientos de la Guerra de Independencia de 1895-1898, Editorial Verde Olivo, La Habana, 1994.

Tremols y Amat, Abdon: Los patriotas de la Galería del Ayuntamiento de La Habana, Imprenta La Prueba, La Habana, 1917.

Fuente: En Caribe.org